El mantecado de Antequera pisa fuerte en el día a día de la ciudad, dando aroma a sus calles desde agosto y empezando a sentir ese turismo de visitar la ciudad y llevarse este manjar para cualquier rincón del mundo. Es una tradición que se mantiene. Hoy son los hijos y nietos los que siguen viniendo para llevar un trozo de Antequera a los diferentes hogares de Andalucía.
Cada año se inicia antes la producción y se intenta prolongar hasta lo máximo posible. Siendo un producto estrella en los últimos meses del año, el deseo es convertirse en un referente anual que, aunque lejos aún, cada vez son más quienes se atreven a adelantarse o mantenerlo en sus hornos. Es complicado, pero el mantecado de Antequera en Navidad y… ¿por qué no todo el año?
Con los últimos baños de agosto, ya se notaba la presencia de la canela por las calles del Polígono Industrial, donde las grandes empresas iniciaron su actividad para surtir por todo el mundo y España de este manjar a supermercados y establecimientos especializados. Ahora, entre finales de septiembre y principios de octubre, abrieron ya todos los obradores. Los conventuales suman los dulces navideños y confiterías y panaderías fijan ya en 16 los establecimientos antequeranos de este embajador que se une a la fuerza del mollete, el bienmesabe o el aceite.
El mantecado como turismo en la ciudad
Con octubre ya vemos el regreso de las excursiones a las calles, plazas y monumentos. El turismo es ya parte del día a día de Antequera. En estas visitas, es habitual verles buscar esos obradores o tiendas para llevarse estas delicias a casa. Pronto habrá que preparar una ruta de mantecados por la ciudad. Desde el Ayuntamiento se vuelve a intentar una feria puntual de mantecados.
