El Efebo de Trayectoria Personal es para Juan Antonio Velázquez Arrebola. Junto a su esposa y sus dos hijos, son una familia ejemplo de trabajo que con el esfuerzo y superación han conseguido hacer lo que hoy es Finca Eslava: un referente para el corazón de Andalucía donde su restaurante es uno de los espacios más buscados y acreditados por su calidad y servicio.
Le llamaron del Ayuntamiento y “no sabía qué decirle al señor alcalde”, no esperaba el galardón. Días después confiesa sentirse agradecido y orgulloso. “Que reconozcan la labor que uno hace en su pueblo, ya es difícil, y se tiene que agradecer”. Para él “Antequera y la comarca nos respaldan desde siempre y esto es gracias a ellos”.
Un Efebo que confiesa que no es para él, sino que es para “mi mujer y mis hijos, los mejores del mundo, sin ellos yo no hubiera hecho nada en Finca Eslava”.
Tras este Efebo, desea que “sigamos por lo menos como estamos” y aguarda con ilusión el acto del Día de Andalucía, “en el que iremos a recogerlo, pero luego habrá que seguir trabajando”.
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Toda una vida en la hostelería
Tras comenzar con 9 años en el mundo de la hostelería, fue pasando por recordados establecimientos como el Plata Bar y el Vergara. Con su padre tuvieron una carnicería y tras la “mili” decidió embarcarse en la Venta los Pilotos hasta que surgió Finca Eslava.
Uno de los referentes de los cortijos andaluces de celebraciones en nuestra comunidad es Finca Eslava. A finales de los 90, con su familia se acercó al casco urbano desde la Venta los Pilotos, al lado de la nueva estación AVE, completando el salón de bodas en un restaurante con hotel y oferta deportiva a través de Aqvaslava.
“Nos tocó trabajar con los padres y seguir hacia adelante, primero en el Plata, luego en el Vergara… Era otro mundo. No había tanta restauración; sí había muchas cafeterías, muchas copas de noche, pero otro ambiente distinto”.
Comparte de sus recuerdos: “Yo nací y viví en la calle Río, cerca de las escalerillas, y de ahí me fui para la calle de las Cruces que estuvimos varios años”.
Tras hacer la mili, llegaría la Venta los Pilotos tras sus años de carretera como carnicero. “Tras estar varios años con el camión haciendo autopistas desde Barcelona hasta Logroño… un día me propusieron arreglar la pista de aviación de ultraligeros y estando allí me propuse a montar algo y le dije a un señor de Cuevas que me vendiera la tierra y monté la venta”.
Tras el éxito que fue esta venta, dio el salto a Finca Eslava. “El salto vino con la autovía de Málaga, cuando empezó a hacerse. Yo me iba a quedar estancado allí y compré esta finca. Yo le había dicho al vaquero varias veces que se lo compraba y un día vino un corredor de Antequera para venderla y se la compré”.
Al impulso de Juan Antonio con su esposa, vino la gran ayuda de sus hijos: Juan Antonio y Miguel Ángel. “Los chiquillos, cuando acabaron los estudios, les pregunté si querían seguir aquí o seguir estudiando y me dijeron que querían seguir con esto hacia adelante y nos embarcamos en el hotel, el gimnasio y todo lo demás”.
Como consejo nos expone: “El mejor negocio es que sigas viviendo, sigas progresando y sigas trabajando”, es lo de trabajar, trabajar y trabajar.