Era el domingo 25 de agosto de 2019, el último día de la Real Feria, niños y familias se despedían de las atracciones mecánicas hasta el siguiente año, como manda la tradición. Pero el 2020 rompió nuestro día a día y en él, la diversión, la sonrisa y las carreras de los más pequeños.
Tras las personas mayores, son el sector que más padecen la pandemia. Aprendieron a ponerse la mascarilla en clase, a dejar de organizar cumpleaños con los amigos, de abrazar a los abuelos… A quedarse sin feria; y con restricciones en los parques infantiles y piscinas.
Pero ¡algo tenían que recibir! Y la semana pasada, todas las atracciones mecánicas regresaron a Antequera 623 días después, al mismo sitio, el recinto ferial, pero sin casetas ni concentraciones. El Área de Cultura del Ayuntamiento llevaba tiempo trabajando con los feriantes para poder preparar una Feria de Primavera, aunque fuera para los más pequeños. Y así está desarrollándose desde el viernes 21, con todas las distancias, una feria, para los que no rechistaron y siguieron las indicaciones.
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Un jornada en el recinto ferial en pandemia
A pie, en coche o en uno de los dos trenes, se puede bajar y subir al recinto de las atracciones mecánicas. Nada más llegar, las entradas acotadas con vallas, con carteles informativos de la pandemia y servicio de vigilancia privada para indicar el lugar del gel hidroalcohólico y tomar la temperatura. Por los exteriores, la vigilancia policial.
Pasada la barrera, la amplia explanada donde suele montarse la Caseta Municipal, es el lugar de explosión de los más pequeños que miran a los padres y aprovechan y corren por el llano. Ya en la zona de las atracciones mecánicas, cordones y señales para guardar distancia, un lugar para entrar y otro para salir.
Indicaciones y gel en todos sitios. Tiques de un solo uso de papel o de plástico, humedecidos tras ser desinfectados. Y en la distancia, los que ya están disfrutando de los “cacharritos”. Llega el relevo, pero antes de entrar… limpieza con pulverizadores de los asientos y de los objetos que tendrán contacto con el usuario, como las temidas y buscadas escobas del tren de la bruja.
Ya sentados, sonrisas de los niños y de los feriantes, donde a pesar de la mascarilla se observa la alegría del reencuentro con sus amigos de cada feria. Y parece que incluso duran más las vueltas, quizá por la añoranza que se les tenía. Al terminar, saludos y un hasta luego.
Entre medias, los lugares de pesca de patos, tiro con escopetilla o dardos, donde los “peques” confían en la puntería de los padres quienes buscan el mejor regalo. Y de camino a la salida, los puestos de hamburguesas, patatas fritas, algodón dulce, donuts con chocolates, helados o granizadas, todas con espacios con mesas y sillas para degustar.
Y este año sin llanto, salida alegre y hasta el próximo día que puedan bajar. Entre tanto, el lunes 24, día sin ruido y junto al 31, precios especiales. Si un día normal la media por viaje es de 3 euros, estos dos días baja a 2. Todo sea por un momento donde todos sacan el niño que llevan en el interior, y donde la mascarilla no oculta la sonrisa de estar de nuevo en feria, divirtiéndose, disfrutando lo que llevaban soñando casi dos años después.
