jueves 19 septiembre 2024
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Manolo Cortés, la vida del pregonero de la feria de Antequera de los barrios y del amor con fe

Manolo Cortés Sánchez es el pregonero de la Real Feria de Agosto de Antequera de 2024. “Así me lo dijo el alcalde Manolo cuando me llamó y me lo dijo”. “No me lo esperaba, es algo muy grande. Que entre los 50.000 habitantes que tiene Antequera, se acuerden de mí, es muy fuerte».

Estudió Magisterio en la Escuela Universitaria María Inmaculada y Teología en Nuestra Señora de la Victoria. Ha vivido siempre en Antequera, se casó en 1988 con María Auxiliadora Abela Martínez, teniendo tres hijos: Manuel, María Cayetana y Leticia. Su vida laboral ha estado ligada a la Enseñanza, desde los colegios de San Juan a Vera Cruz, pasando por el Infante Don Fernando.

Es frecuente hoy acudir a personas o cuentas en redes sociales de quienes nos aconsejan cómo afrontar la vida. Buscar la base de una filosofía y forma de vivir con optimismo. Pues bien, quedar un día o pararte a hablar con el pregonero de este año, es realizar un máster en saber vivir y tener ilusión por estar orgulloso de lo que fuimos y esperanzado en lo que seremos.

Quedamos con Manolo para entrevistarle de nuevo y nos reconoce que “cada día estoy más sorprendido, cada día estoy más contento, ya me lo creo que voy a ser pregonero. Estoy sorprendido por todas las muestras de cariño que me está demostrando toda Antequera”.
Pasan los días y si alguien no ha apuntado algo, lo hacen o lo vuelven a realizar. “Es curioso porque cada vez que salgo, no recuerdo a dónde voy porque me paran, hablan, me dicen y agradecido y cuando acabo digo: ¿dónde iba?”.

Su pasión por su padre y su adoración a su madre
Cómo no, le preguntamos por sus padres. “Par mí, los mejores, Manuel Cortés Sánchez y Teresa Sánchez Ortega. Mi padre enfermó pronto con una diabetes grandísima y estuvo fastidiado siempre. Mi madre es la que nos ha tirado del carro, nuestro referente, la que nos ha transmitido todos nuestros valores”.

“Ellos eran tenderos, no de tender, sino de atender, de las tiendas de barrio antiguas”. La Plaza de San Bartolomé es “mi plazuela, mis vecinos”. “Tendré que hablar de la plazuela, pero no me hagas muchas preguntas que me vas a sacar el pregón”, confiesa orgulloso.
Aquellos maravillosos años de los barrios con las familias de los vecinos. “Es una pena, pero mis hijos no conocen esa manera de vivir. Ellos tienen otra vida, a lo mejor con más dinero, con más cosas materiales que nosotros no teníamos… Pero yo no cambio la vida que he tenido en mi niñez por la que hoy día hay. La recuerdo con tanta alegría y emoción con mis vecinos, que hoy día nos seguimos viendo y es que… ¡somos hermanos!”.

Su primer recuerdo de feria… “No indagues mucho, que quiero que sea un sorpresón en el pregón. Recuerdo de mis padres cuando nos llevaban juntos con mis tíos y primos. Luego, una estampa muy bonita era cuando nos agarrábamos juntos de la mano hasta la feria porque ¡íbamos a montarnos en los cacharritos y éramos felices!”.

¡Qué años, nos emociona! “Aquello era algo extraordinario. Con nuestros padres salíamos en Semana Santa, Feria y algún domingo cuando íbamos a la casa de nuestras tías y allí con los primos íbamos a jugar”.

¿Dónde estaban entonces las atracciones? “Los cacharritos estaban en el hoyo Café con Leche y las actuaciones no existían cuando era pequeño hasta que llegaron las de la Plaza de Castilla”.

En la primera entrevista nos habló de su experiencia como casetero. “Así es, en La Madriguera, fueron ocho días de feria sin parar. Hacían falta camareros y fuimos. Fue la mejor feria de mi vida. Estaba allí todo el día. No éramos conscientes de lo que era un negocio. Teníamos 20 años, íbamos a pasárnoslo bien, pero no teníamos las vistas de los mayores en una caseta”.

Aquello años en los que el botellón no existía, “teníamos la gran suerte de tener muchos bares de juventud que nos acogían. Sin tener dinero, tú ibas al Manolo, Madriguera, Madrona… y te lo pasabas bien”.

Se va haciendo mayor, conoce a la que sería su esposa, María Auxiliadora Abela Martínez, y sumaría vivencias que no olvida. “Recuerdo una feria en la Caseta de la Virlecha que empezó en el Corazón de María y fue espectacular. Bailabas hasta pasodobles. Iba con mi mujer y mi pandilla: Joaquín Castro, Lourdes Rojas, Pepe Rojas, Enrique de la Fuerza… Tengo la suerte de tener unos muy buenos amigos que son como hermanos”.

Obviamente “al casarnos y tener hijos, nos íbamos a la playa, salvo un día de feria que había que venir con los niños. Primero para presumir de bronceado (sonríe) y después para montar a los cacharritos a los pequeños y que las niñas se pusieran los vestidos de gitana”.
Se adapta a lo que se le presente. “Yo bailo muy mal, no tengo ritmo, pero bailo. Me animo y con dos copitas tiro para adelante”. Eran tiempos en los que “salíamos a mediodía y no había cuerpo para salir de noche”. Los tiempos de la feria de la Calzada que “era nuestra feria”. Luego “recogías a los niños que los tenía mi suegra o mi madre, y vuelves a la feria a montar a los niños en los cacharritos”.

De pregones y cómo escribe el suyo
De pregones, recuerda el de Rosa Torres porque “fue muy cercana, hablaba de sus vivencias”. También el de Miguel Herrera “que lo bordó”. Y antes el de Sebastián Podadera del que es amigo. Ahora pondrá en marcha el suyo.

¿Cómo lo ha escrito? “Pues mira, cogí mis folios, mi bolígrafo Bic, mi rotulador y me he ido a la playa con mi tumbona, me he puesto mi musiquita, he invocado al Espíritu Santo para que escribiera Él por mí y así lo ha hecho. En tres días lo he escrito en la playa, ahora lo pasaré a ordenador y poder leerlo el día del pregón”.

¿Cómo ha quedado? “El pregón es de Manolo Cortés. Cuando el Alcalde me nombró, quedé con mis amigos y dije de hacer el pregón entre todos. Nos reunimos y les dije a Joaquín Castro y Enrique, ¿no me ayudáis? Pero el pregón es mío, nada más, lo he hecho solo”.

Un pregón de recuerdos y sentimientos. “Ése es mi pregón, un canto a mi plazuela, a Antequera y por supuesto al barrio de San Juan, al Cerro y al del Infante don Fernando”.
Una Real Feria con una compañera de viaje, la Regidora, María José Mazuela. “Mi madre decía que todo está escrito. Lo de la Regidora y yo estaba preparado. La he visto y yo no la conocía, pero creo que vamos a congeniar mucho. En dos días que nos hemos visto, parece que nos conocemos de toda la vida”.

Vamos terminando. ¿Qué es la Real Feria para el pregonero? “La feria es, digamos, la ropa nueva de Antequera. La estrenamos y es un punto de encuentro de todos. Si nosotros no vamos, qué es de Antequera. Tenemos que representar a nuestro pueblo, acogiendo a todo el que viene de fuera y mostrar cómo somos. En la feria puedes ver a los vecinos donde nos vemos tal como somos”.

¿Y cómo será el Pregón? “No sé si el alcalde lo sabe o no, pero toda la gente que me está diciendo que va a venir a mi pregón, la verdad, ojalá me equivoque, el patio del Ayuntamiento se queda chico. ¡Es mejor hacerlo en la Plaza de Toros! Nada más que de maestros con la gente del Cerro, de San Juan, de mi plazuela, mis vecinos… gente de fuera que va a venir a ver al pregonero, se va a quedar pequeño”.

Sobre el Pregón, ¿algo más que nos pueda decir? “¡Ya me has sacado mucho, Curro!”. Un Pregón con sus hijos Manolo, María Cayetana y Leticia y sus nietos Jimena, Cayetano y Gala. Y arriba, en el Pórtico del Cielo, sus padres y su amada esposa… “Si Dios quiere ese día se va a abrir las puertas del cielo”. “Soy un hombre de fe, confío y estoy entregado a Él”. Piensa que desde el Cielo le ha mandado la orden de elegirlo de pregonero.

Así es Manolo Cortés Sánchez, el pregonero que nació un 20 de mayo de 1958 y que hoy, con 66 años, sigue con esa energía de ayudar, de escuchar. Porque como sus padres, sigue siendo un “tendero” de tender a ayudar a la gente. Sigue manteniendo el amor eterno a su esposa, que se fue demasiado pronto. Y tiene en sus hijos, sus nietos y sus amigos, la razón por la que seguir viviendo con esa energía que él tiene.

Ya sea en Proyecto Humano, en la Residencia de San Juan de Dios, bajo las andas del Corpus Christi o en cualquier lugar donde esté Manolo, siempre hay una sonrisa que te sacará. Es un apóstol de la Plazuela de San Bartolomé y un discípulo de sus padres y un buen hombre de su familia. Ya queda menos para emocionarnos con él.

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