sábado 18 octubre 2025
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Rosi, la madre de Antequera con cáncer de mama que coincidió con su hijo ingresado en el hospital

El 19 de octubre es el Día Mundial del Cáncer de mama, pero para todas las familias, en especial para todas las mujeres, ese día es todo el año, porque en cualquier momento pueden empezar a tenerlo en sus vidas y el cáncer es algo que lo tienes siempre presente, lo superes o no.

En nuestro propósito de acercar la realidad, este año teníamos claro que había que hablar con una mujer que lo ha pasado por segunda vez y, además, le coincidió con una operación de su hijo, coincidiendo ambos en el hospital en un verano para olvidar o para recordar por lo que una madre es capaz de hacer, priorizar cómo no, a su propio hijo. Compartimos una tarde cualquiera con esta mujer y su vida.

Frente a nosotros, ella, Rosi, Rosi Morón Trillo, la madre de Adrián, la mujer que nos ha tenido todo el año pendiente del móvil. Estamos ante otro 19 de octubre, Día Mundial del Cáncer de mama, ¿qué significa este día? “Pues celebrar el cáncer de mama, una fecha que no habría que dejar de celebrar, porque es una fecha dolorosa, no tanto para las que estamos ahora en proceso, como las que han estado, como las que vendrán”.

Este día, el 19, todo es de color de rosa: apoyo… pero luego ya se nos olvida. Y hay casos como el suyo, que vuelve a recaer. Recordamos cuando hablamos ya en 2016 y a los nueve años, le reaparece de nuevo. “Aquella primera vez, estuve desde agosto hasta febrero con quimio. Luego me operaron, me quitaron el pecho entero, ¡29 ganglios! y el ganglio centinela, y luego me hicieron la reconstrucción… pero a los 2 años de hacerme, se me encapsuló la prótesis que fue de las que hubo defectuosas, que tuve yo que rehacerla… y a los cuatro años me llamaron para operarme, pero me lo tuve que costear antes”.

Le dieron el alta a los cinco años y empezó con las revisiones. Tiene 55 años, ¿y le han llamado para revisiones con mamografía? Nos mira, sonríe y nos dice que nunca le han llamado para una revisión ordinaria. Sin comentarios. “Yo lo único que digo es que si has hecho una cosa mal, tú no le puedes hacer una mamografía a una persona y decirle que si en 15 días está bien, no te llamamos, o si hay algo te llamamos. Y ahora la vuelves a llamar a los 9 meses o al año o a los 2 años y le dices que tiene un bultito. Cuando esa persona lo mismo no se ha dado cuenta o lo mismo está en tratamiento ya, pero el trauma que te crea tiene que ser un poco…”.

Esto sería para que a los responsables los pusieran cara a cara con las personas que están en… “Estas cosas las entiende el que lo vive. El que no, no lo entiende o el que lo tenga en su familia”. Sin comentarios de nuevo, como también lo hemos vivido, no vamos a entrar en el juego de y tú peor, no… a ver el día que todos se ponen de acuerdo porque eso le puede tocar a cualquiera… “Una vez que ha pasado y lo saben, que pongan remedio para que no vuelva a pasar. Es que son muchas mujeres y son madres, tienen niños, tienen hermanos, tienen padres y cada vez son más jóvenes. Porque los 50 años no sirve de nada, porque yo tenía 46 la primera vez y pedí una mamografía, antes de esto, y me dijeron que no me la hacía porque no tenía 50 años con antecedentes de cáncer que había en mi familia. Y eso fue en mayo y en julio de ese año tenía yo ya cáncer de mama”.

Superó el primero y le toca por segunda vez
De nuevo, sin esperarlo. “También ha sido cáncer de mama en el mismo pecho, a pesar de que me habían quitado todo y los ganglios, me volvió…”. ¿Cómo se da cuenta esta segunda vez? ¿Qué consejo podemos dar para quien pueda pasarle también? “Mi consejo: revisiones todos los años y si no, te la haces tú si te lo puedes permitir. Yo no soy partidaria de una mamografía, soy más bien de una ecografía porque es donde mejor se puede ver”.

¿Y cómo se le detectó? “Yo primero fui a urgencias porque me dolía el pecho, el bueno, el pezón, y me dijeron que parecía una mastitis. Me mandaron un tratamiento y que me vería la cirujana. Efectivamente, me vio a los tres y me dijo que parecía eso porque ella no me veía nada raro en ese pecho sin pensar que en el otro iba a haber algo, que me mandarían una eco. Pasaron 15 días, como no me llamaban, pues hablé con mi marido y entre los dos decidimos que me iba a ir el dinero. Y me dijeron que había algo que no debía de estar, que llamara al médico de cabecera y pidiera cita. Como yo ya tenía hora con Tania, la cirujana, la llamé, se lo dije, me pasa esto y me dijo: ¡vente! Y efectivamente ya empecé el proceso de eco, biopsia, TAC, operación, radio, quimio y ahora radio”.

Entre que le dicen, lo tiene y le operan, ¿tardaron? “No, a mí no me tardó. Fueron unos 15 o 20 días”. La importancia de la detección rápida. ¿Qué le decimos a esa persona que está empezando? “Esperanza muchísima porque a la vista está. Yo lo he pasado dos veces, aquí estoy viva y que tenga mucho ánimo y que no se deje llevar por el cáncer”. Y ante la duda, ¿qué tiene que hacer? “Ésta es tu vida y si es agresivo, viene en busca tuya, y en veinte días lo mismo está extendido. El tiempo tienes que ir a nuestro favor y a mientras a más especialistas se le insista, mejor”.

Tratamiento con la ambulancia de los pueblos
Rosi vive en el Barrio del Carmen, y su tratamiento a día de hoy, tiene posibilidad de que se lo realicen en Antequera o en Málaga. “Yo en el de Antequera no he llegado a estar, a mí directamente me derivaron a Málaga para ponerme la quimio. Yo la primera fui allí, pedí traslado a Antequera porque tú puedes pedir traslado, pero siempre y cuando haya hueco. Si no hay hueco, pues no te lo dan. Entonces, en mi caso ya me lo iban a dar en el tercer ciclo, pero ya no lo pedí, no lo acepté porque estaba con Adrián”.

Paramos. Tenemos un magnífico hospital con un servicio de tratamientos oncológicos, pero por desgracia, se quedan sin espacio y los tienen que derivar a Málaga donde tampoco es que estén sobrados de sitio. “Allí en Málaga es gente de todos los pueblos”.

Es una de las personas que tiene que padecer el cáncer e ir de pueblo a pueblo, recogiendo a enfermos para luego ir y venir de Málaga. “Los días comienzan a las 5 de la mañana para esta ambulancia. A nosotros nos recogen sobre las 7,15 o 7,30”. ¿De qué poblaciones que hayas coincidido? “Cuando he ido con la de los pueblos, fuimos primero al Trabuco y al Rosario antes de llegar a Málaga. En cada ambulancia caben cuatro o cinco pacientes y una camilla”.

¿Y cuánto estáis en Málaga? “A las 8,30 o 8,45 llegamos y luego sobre dos horas para el tratamiento y si tienes suerte puedes volver en la primera ambulancia de regreso que sale a las 12 del mediodía, siempre y cuando los pacientes que hayamos ido en ella hayamos terminado”. Y cuando termina el último paciente, regresan a Antequera y los pueblos.
Regresa a casa a mediodía. Pero, si ese tratamiento se diera en el Hospital de Antequera, ¿cuánto tardarías? “A mí la radio tardan unos 10 minutos en ponérmela”. Ocho horas en una ambulancia colectiva a un hospital comarcal saturado en la capital y diez minutos si se aplicaran estos tratamientos en el hospital de casa.

¿Y el cuerpo cómo se le queda? “Hay días que dices, bueno, pues venga, hecho el rato allí, pero cuando tú terminas las 10 de la mañana y ahora dos horas allí esperando para una ambulancia…”. Seguimos existiendo ciudadanos de primera y de segunda, dependiendo de dónde vivas. Pues puestos a proponer: un hospital de día en los comarcales donde se acojan a todos los pacientes necesarios de sus pueblos y no tener que ir a una capital.

Coincide con una operación a su hijo
Y si ya no era suficiente con su segunda cáncer de mama, coincide con una operación de su hijo Adrián. “Estaba en la lista de espera para operarle de una escoliosis y había que operarlo. Cuando yo me pongo mala, le digo a mi marido: ‘Me van a llamar cuando el niño esté malo”. Y así fue. “Yo me vine abajo, no me importa decirlo, me harté de llorar, la muchacha que estaba al otro lado del teléfono llorando conmigo porque le expliqué mi situación y me dijo no me preocupara”.

Y estamos seguros que como madre diría: mi hijo, lo primero. “La muchacha fue comprensiva y me dijo que iban a esperar a que me dieran el resultado y cuando ya los supiera, ya verían lo que harían con Adrián. Efectivamente, me operaron y me llamaron. Lo consulté con mi familia, con los que me iban a ayudar en este tema y les digo que tenía que ser ahora o nunca”.

Y coincidieron en el mismo hospital. La madre con quimio y el hijo con la operación de espalda. “Nos pusieron una cama a cada uno, chapó por el personal. La humanidad a las personas”. Y por mucho que le doliera a ella, Adrián es lo primero. “Que es el que me importa”. ¿De dónde saca esa fuerza? “Pues no lo sé, yo creo que mi padre era muy fuerte y mi madre también”. Sabemos que te vienes abajo, normal, no, pero ¿cómo saca siempre esa sonrisa, Rosi? “No sé, porque cuando estaba Adrián allí recién operado con todo lo que nos dijeron porque fue muy complicado. Nos dijeron que no iba a volver a andar hasta dentro de un año. Ahí nos vinimos todos abajo, como es normal. Yo estaba con la quimio recién puesta en la UCI con mi hijo, y cuando tú ya lo ves que empieza a sonreír, que él empieza ya a ser él y ves que va avanzando, pues entonces tú ya dices: vamos para adelante”. Y esos vídeos de los dos en la misma habitación. ¡Qué voluntad! “Cualquier madre haría lo mismo”.

Mensaje de esperanza
¿Qué podemos sacar de positivo, de consejo? “Por un lado, seriedad, y luego que cuando estemos ingresados, es verdad que yo he tenido mucha suerte, pero que el personal sea más humano y que, por favor: ¡en verano no cierren plantas de hospitales!
Adrián estaba ingresado en una planta y llegaron y nos dijeron que nos teníamos que cambiar a otra planta, porque se cerraba ésa en el materno. Y sin tener un espacio donde ellos pudieran salir y entrar, porque nos mandaron a la planta de infecciosos. Yo me opuse, pero no había otro sitio”.

¿Y cómo lo llevaba? “Había una ludoteca muy bonita con muchos juguetes que la inauguraron días previos, pero la cerraron por falta de personal en verano, pero se volvió a abrir”. “Y gracias al personal Avoi por lo que hacen”.

Terminamos. ¿Cómo estás ahora mismo? “Para como he estado, me encuentro bien”. Le dejamos, gracias por ser ejemplo, por la fortaleza y por tu sonrisa. La próxima entrevista que sea para anunciar que se acabaron las ambulancias de los pueblos a Málaga porque en Antequera se amplía hasta el infinito y más allá el espacio que haga falta. ¡Gracias por el testimonio y que el rosa no nuble el cáncer de mama!

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