¿Qué pasó para que el Nazareno de la Sangre dejara de subir al Cerro de la Cruz? ¿Cómo de grande era la devoción de sus flagelantes que subían con la penitencia de golpearse con látigos en sus espaldas de aguas claras? Seguramente más de uno de los que estuvimos presentes en la noche del viernes 11 al sábado 12 nos lo preguntamos en el vía crucis que en cierto aspecto abrió las procesiones de la Semana Santa de Antequera de 2025.
Quizá, como ya sentimos en el vía crucis del Nazareno del Socorro el sábado 22 de marzo, las procesiones extraordinarias que deberían de buscar los cofrades son éstas y no las de repetir los mismos recorridos, con los mismos tronos y otras bandas y fechas. ¿Fue una misión la del Nazareno de Antequera? Durante su trayecto, vimos a personas mayores, con manta y bufanda, con el abrazo de sus hijos, aguardando en el zaguán de sus antiguas casas para recibir a Jesús el Nazareno. No querían verlo desde la ventana o el balcón. ¿No es ésta la nueva evangelización? Cuestión de puntos de vista. Quizá es la diferencia entre recrearse ante una imagen artística y rozar la gloria al emocionarse ante una imagen que se pone a tus pies.
El vía crucis, 10 años después
Hay que remontarse al 2015 para el último vía crucis del Nazareno de la Sangre al Cerro de la Cruz, ya que en 2020 se suspendió por la pandemia. Antes se hizo en 2000, 2005 y 2010, aquel año histórico que entró dentro de Santa Eufemia por sus 600 años como Patrona con el rezo inolvidable de las monjas Mínimas.
Ya lo dijo el pregonero de la Semana Santa de Antequera, Pablo Javier Guerrero, la Semana Santa comienza este año el Viernes de Dolores. Desde las 22 horas, la gente iba llegando al templo franciscano. A las 22,30 horas en punto, oración inicial del párroco de San Pedro y Santiago y consiliario de la cofradía, Francisco de Paula Aurioles.
Y el cortejo que sale desde la Capilla de la Sangre rezando la primera estación. Un patio y un inicio de cortejo con un millar de personas, la máxima cantidad de gente que recordamos en este vía crucis. Finalmente, respetó el tiempo. La Plazuela de San Zoilo abría el recorrido exterior, con una cruz guía, joven con tambor, devotos con cirio alumbrando, una capilla musical con flauta, oboe y clarinete y el nuevo cuerpo de acólitos con dalmática, que estrenaban las ropas, realizadas con telas verdes y negras y el escudo de la cofradía en el centro.
Seguía el trono del Nazareno, dirigido por su hermano mayor de insignia, Juan Antonio Castilla Luque, que fue relevando a los hermanacos que llevaron al Nazareno. Lucía túnica de terciopelo burdeos, corona de espinas y la cruz de plata y carey procesional que realizara Cristina González. A sus pies, las reliquias del Lignum Crucis y de la Beata Madre Carmen, que portaba un ángel.
Paso por Trasierras, Botica, Juan Adame, Martín de Luque, San Pedro, Cambrón y Villate y Hornos, donde nos recordó a las procesiones del Señor de la Salud y de las Aguas, con ese desorden ordenado que forman los devotos abriendo el camino del Señor. Tras el Nazareno, el sacerdote Francisco de Paula Aurioles, flanqueados por dos acólitos con dalmática, seguidos por devotos, entre ellos el alcalde Manuel Barón. Entrada por Centinela, Juan Cascos y al subir por Polilla, las impresionantes vistas con la zona amurallada y las torres de las iglesias. Bien por el área municipal que tuvo presente este momento y los monumentos no se apagaron.
Calle Alta, Callejón Alta, La Fuente, Depósito y subida ligera e impresionante hasta la Ermita. Allí, el Nazareno paró ante el azulejo conmemorativo en su fachada, donde se rezó la última estación y el párroco hizo una oración final. La solemnidad del silencio se mantuvo hasta las 1 de la madrugada, momento en el que gran parte de los devotos partieron a casa, mientras que el Nazareno, con su grueso incondicional, empezó la bajada por Depósito, Fuente, Callejón Alta, Alta, Polilla, Juan Cascos, Centinela, San Pedro, Botica, Trasierras y Plazuela de San Zoilo. En algo más de una hora consiguieron bajar y entró por la puerta del templo, quedando frente su Madre, la Virgen de la Vera Cruz. A las 2,16 horas de la madrugada concluyó.
¿Qué pasó para que el Nazareno de la Sangre dejara de subir al Cerro de la Cruz? ¿Cómo de grande era la devoción de sus flagelantes que subían con la penitencia de golpearse con látigos en sus espaldas de aguas claras? Seguramente más de uno de los que estuvimos presentes en la noche del viernes 11 al sábado 12 nos lo preguntamos en el vía crucis que en cierto aspecto abrió las procesiones de la Semana Santa de Antequera de 2025. Aquí tienen los jóvenes la esencia de hacer perdurar la devoción a nuestras imágenes: ir a donde comenzó todo y donde los barrios quizá no bajan para las procesiones ordinarias, eclipsadas por tanta extraordinaria.