Recuperar túnicas perdidas por el paso de los tiempos y diseñar algunas nuevas con dibujos antiguos es una de las facetas de Javier Sánchez de los Reyes. Hablar de él es poder tener en estas páginas a alguien que intervino en el retablo del Cachorro o en las nuevas túnicas del Gran Poder y del Cristo de las Tres Caídas, entre tantos trabajos por España.
En nuestra ciudad diseñó el nuevo trono del Dulce Nombre con la posibilidad de recuperar su palio; así como tiene el proyecto del Cristo de la Buena Muerte. Y también recibió el encargo de la reforma del palio del Consuelo. Esta entrevista es muy oportuna para reflexionar sobre el cambio que vive el arte y la devoción en la Semana Santa.
Francisco Javier Sánchez de los Reyes (Sevilla, 30 de junio de 1972), es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, donde realizó estudios de dibujo artístico y ornamental en la Escuela de Artes aplicadas y Oficios de Sevilla. Comenzó a dedicarse al dibujo y diseño de piezas de Arte Sacro en Madrid hace veinticinco años, trasladándose posteriormente a su ciudad natal y comenzando a dibujar para talleres de orfebrería, talla y bordado.
En Antequera ha realizado los proyectos de trono para el Dulce Nombre y el del Cristo de la Buena Muerte de la Cofradía de “Abajo”, así como el del nuevo palio de la Virgen del Consuelo, además de otras piezas para la Cofradía de “Abajo”, como un puñal, una ráfaga para la corona de camarín y la reciente saya que estrenará la Virgen este Viernes Santo.
Pero ¿quién es este diseñador? Entre sus obras más destacadas, de las que muchas hemos admirado se encuentran: el retablo de la Basílica del Cristo de la Expiración “El Cachorro”. También apuesta por la recuperación del dibujo de bordados perdidos, como la túnica para el Cristo de las Tres Caídas de Triana, cuyo trabajo fue reconocido con el premio Demófilo de la Fundación Machado en 2010; o la de Jesús del Gran Poder estrenada en el pasado octubre y la reciente también perteneciente al Cristo de las Tres Caídas de Triana. ¿Ven ya su importancia y relevancia?
Ha realizado asimismo numerosos diseños de bordados, como túnicas, sayas, mantos e insignias varias, trabajando en este sentido para las hermandades sevillanas de San Gonzalo, Esperanza de Triana, Amor, Baratillo, San Benito, Siete Palabras, Santa Marta, Cristo de Burgos… entre otras muchas. También el diseño del palio de la Hermandad de San Pablo y el de los faldones que completan el paso de palio de la Hermandad del Buen Fin.
Pero en Sevilla no termina su obra, como nos aporta en su currículum, sino también por toda la geografía española en ciudades como Valladolid, Madrid, Tarancón y Hellín, así como en las Islas Canarias. en Andalucía, ha diseñado varios pasos completos para Huelva, Jerez y Granada, así como el proyecto de remodelación de la Basílica de la Esperanza de Málaga, para la que también ha elaborado un proyecto de manto procesional.
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Sevillano que quiso conocer otras localidades y se enamoró de Antequera
Era sábado, 3 de enero de 2015 a las 12,11 horas de mediodía y llegábamos a Santo Domingo. Allí estaban el entonces hermano mayor Antonio Carrasco Orellana y el fiscal Juan Félix Luque de Gálvez. Habían quedado con el diseñador del nuevo trono del Dulce Nombre, Javier Sánchez de los Reyes, así como con el ebanista Enrique Gonzálvez González y el tallista Francisco José Verdugo Rodrigo. Era como viajar en el tiempo e intuir cómo se proyectaron las canastillas, peanas y palios de nuestra Semana Santa.
Fue la primera vez que conversamos con Javier Sánchez de los Reyes, quien nos conocía más a la ciudad y a quienes estábamos allí, que nosotros a él. Fueron pasando los años, se presentó el proyecto del trono del Dulce Nombre, preparó más trabajos y desde entonces cuando escuchamos su nombre en proyectos de primer nivel de cofradías referentes en Sevilla y España, podemos tener la certeza de contar en esta época a un diseñador cumbre y referente en el mundo cofrade, quien tiene una gran admiración hacia nuestra ciudad y hermandades. Es por lo que tras nuestro primer contacto, decidimos para este Especial poder entrevistarle y que nuestros lectores, cada vez más de fuera de nuestra ciudad, conozcan algo más a un diseñador que es referencia de las cosas hechas con tacto, conocimiento y buen hacer.
Por vídeollamada le entrevistamos tras estos dos complicados años que han afectado al gremio de artistas que trabajan por y para las cofradías. “El diseñador trabaja antes de que se entreguen los trabajos, antes siquiera de que se realicen los enseres, pero en mi caso tengo tanto trabajo que no paro de proyectar enseres que se van a estrenar no ya en la Semana Santa del año que viene, sino la Semana Santa de dentro de dos años. Con lo que estoy en un ritmo de trabajo frenético; así que para mí la verdad es que es que no puedo decir gracias a Dios que sea ni mala ni buena época, es que estoy siempre en época alta”.
Escuchar su nombre con el Gran Poder y el Cristo de las Tres Caídas refleja su importancia como diseñador. “El trabajo con el Cristo de las Tres Caídas se dan las circunstancias de que empezó esta tarea mía de recuperación de túnicas históricas o de prendas perdidas. La primera que hice fue precisamente para el Cristo de las Tres Caídas, que era una túnica de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y lo que pasa es que esos bordados estaban redistribuidos y cambiados, pero tenían localizados. Pero también me tuve que valer de muchas fotografías para reconstruir el dibujo. Eso fue en 2007 y de ahí ya pasamos a la túnica de Jesús del Gran Poder, que se estrenó este octubre pasado, también rescatada de fotografías antiguas”.
De los últimos trabajos que más renombre ha tenido en los medios de comunicación y en los foros cofrades es la recuperación de esa antigua túnica del Cristo de las Tres Caídas gracias a fotografías antiguas. ¡Lo que hace la fotografía: poder recuperar un bordado! “Pues ahora ha venido otra túnica del Cristo de las Tres Caídas, la que tenía. Se recuperó la de Ojeda, que es de finales del XIX, que se estrenaría sobre 1890 aproximadamente y ahora faltaba la recuperación de la que tenía antes de que se estrenara ésa sobre 1890, que esa túnica se estrenaría aproximadamente a principios del siglo XIX y si me apuras incluso a finales del XVIII. Ahora le ha llegado el turno y efectivamente con fotografías porque no hay otra forma. Y comparación con piezas similares con lo que se va reconstruyendo el dibujo”.
Con todo lo que hay en Sevilla, con todo lo que tiene en su currículo por España ¿cuándo fue la primera vez que vino aquí, que le llamó la atención de Antequera? “Yo conocía Antequera de muchas publicaciones de la Semana Santa de málaga, pero más en profundidad lo empecé a conocer a través precisamente de “El Sol de Antequera”, cuyos ejemplares los colecciono. A partir de ahí vino un interés por conocer otros sitios porque nosotros formamos un grupo que nos gustaba mucho el arte y salíamos por pueblos de la provincia sevillana y de provincias limítrofes y ya le tocó el turno a Antequera. Hace veintitantos años que nos familiarizamos con Antequera y seguimos”.
¿Recuerda la primera imagen o el primer bordado, el primer objeto que le llamó la atención aquí en Antequera? “No existe un primer objeto porque son muchas cosas. A mí sobre todo lo que más me llamaba la atención era la belleza de las imágenes, las de Miguel Márquez, los Dolores de Belén, la Virgen de la Paz… Pero lo que sobre todo me llamó la atención era la antigüedad de todos los enseres porque, claro, vivimos en una Semana Santa andaluza en la que la mayoría de los tronos y de los enseres tienen los varales del año 70, los respiraderos del año 80, el palio del año 50… pero cuando yo leía que el palio de los Dolores de Belén era de 1812 y 1813, los varales del siglo XVIII, la peana de 1700, el manto también, incluso la corona… ¡Es que parecía que se había parado el tiempo! Entonces fue cuando yo empecé a calibrar la importancia de todo lo que conserváis”.
La peana de la Virgen de la Paz, realizada en 1682 por Antonio del Castillo, son las andas documentadas que se procesionan más antiguas en Andalucía, dos años antes que las del Gran Poder. “¡Y todavía siguen saliendo! Pero el palio es que es del siglo XIX, también. Han ampliado, retocado y tal, pero por dentro tiene el palio antiguo que se ve en los grabados. Ahora con la recuperación del manto negro, que está fechado a principios del siglo XIX, que tiene 200 años. No es sólo un elemento; es la suma de todos ellos lo que a mí me impactó”.
Lo que llamamos aquí como el estilo antequerano. “Bueno, sí, pero el estilo antequerano se podría recrear hoy en día, se podía hacer lo que lo que se denomina académicamente como un ‘falso histórico’. Pero el estilo antequerano puro es… yo diría que es el espíritu antequerano de la Semana Santa del Antequera, que es precisamente mostrar imágenes, tronos y enseres de una gran antigüedad y un nivel artístico magnífico, un patrimonio impresionante; y que siga vivo, y que siga procesionando, y que siga en manos de una cofradía. ¡Eso es lo realmente valioso y eso lo impresionante de ese espíritu antequerano!”.
Sevilla es el estilo que predomina en toda la comunidad. A parte de Sevilla, qué ciudades conoce que tenga un propio estilo, espíritu… Antequera es una, obviamente, pero ¿qué otras más ciudades o estilos, espíritu podemos destacar que se mantengan en parte en Andalucía? “Quizá lo bueno de Antequera es, dentro de ciertos matices, que se ha ido cambiando. Pongo un ejemplo, el atuendo de las imágenes; cómo se visten ahora las imágenes, sobre todo las dolorosas, ha cambiado. Antiguamente las imágenes de la dolorosas antequeranas iban vestidas de una manera; ahora van, algunas más y otras menos, pero van un poquito, vamos a decir, sevillanizadas, adaptadas a los cánones. No existe una Semana Santa pura, pero sí que es verdad que existen personalidades sobre todo a la hora de cargar los tronos, por ejemplo el estilo antequerano, yo ya lo he manifestado en alguna ocasión, a mí personalmente me encanta, sobre todo cuando los tronos van a la carrerilla porque es algo que se ha perdido en el resto de Andalucía y es cómo se han llevado a los tronos desde hace siglos. A la carrerilla está paralizando el tiempo desde hace siglos, es una reliquia. De la misma manera que una peana, de la misma manera con palio antiguo, de la manera que una imagen, el llevar los tronos así y con la horquilla es una reliquia. Esa forma de llevar los tronos, por ejemplo, se ha afianzado y se mantiene como identidad de otras provincias. Pongo el caso de Málaga con su identidad visual, que también se mantiene, una Semana Santa con una cierta identidad. El estilo de cargar por ejemplo de los pasos de Cádiz, en Jerez no es como a costales, ellos les dicen ‘la molía’… Estéticamente sí que es verdad que se ha uniformado, es lo que yo llamo la globalización”.
La globalización de la Semana Santa por medio de las estampas y redes sociales
La televisión, los móviles… ¿están uniformando el estilo cofrade en todas partes? “Yo creo que incluso antes. La globalización, por ejemplo, en ese campo en concreto del exorno de las imágenes llega incluso antes, con la divulgación de las estampas y las postales, en torno a los años 60-70 con la imagen impresa, no como ahora digital, es cuando se difunde esa forma de exornar las imágenes”.
En las páginas de “El Sol” en los años 70 habla cómo cofradías mandan a Sevilla a un vestidor de la Macarena que venga aquí y que vista una imagen en Semana Santa. Es decir, Sevilla ha sido una influencia, Sevilla es el referente. “Yo siempre mantengo que esa globalización que te decía, más que sevillanización, a mí me gusta decir globalización. En cierta forma esa globalización ha tenido aspectos positivos, como toda la vida, y aspectos negativos. Por una parte sirvió esa orfebrería, esa manera de entender los pasos, de palio, de mecerlos, de los costaleros… sirvió para relanzar Semanas Santas de muchas localidades, no es el caso de Antequera, que estaban realmente muertas. Después del Concilio, porque además ten en cuenta que la etapa más crítica de las cofradías de los años pasados coincidió con esta reunión, entonces a finales de los 60 y los 70 se vivió una etapa muy crítica para todo esto y sobre todo muchos pueblos de Andalucía y en algunas ciudades, no tanto en Sevilla o en Antequera porque había un arraigo fuerte, pero en otras ciudades se vivió un momento crítico. Y esa moda que entró, vamos a decir sevillanizada, de llevar los pasos con costales, esos pasos de palio al estilo así macareno, con las medidas y tal, y los misterios, con los romanos… pues sirvió para relanzar y para crear una nueva ilusión de muchas Semanas Santas de muchas ciudades andaluzas. Eso algunas no lo aceptan, pero realmente la historia habla y eso fue así. ¿Qué es lo malo? Que por otra parte esa globalización ha enrasado a muchas de esas localidades que han perdido formas de procesionar antiguas, los tronos, aspectos antiguos, iluminación… A lo mejor se iluminaban por una forma distinta de como hoy se iluminan todos, con esos candelabros, esos arbotantes, o formas vestir a las imágenes… La globalización les ha aportado, pero por otra parte también ha acabado con otras cosas. Entonces lo importante, ahora que ya la Semana Santa goza de una cierta estabilidad, lo importante es que ahora se sepa volver, se aproveche esa estabilidad que ya tenemos y se sepa regresar a las raíces de las localidades que la han perdido. Creo que esa es la tarea que cabe ahora en la Semana Santa andaluza”.
Y por lo que Javier Sánchez de los Reyes conoce, dentro de esa globalización, dentro de esas grandes ciudades, obviamente Sevilla, Cádiz, Málaga, Antequera… “El tema está en que el estilo de Antequera era el estilo… como más llevado al esplendor, pero ciertamente el estilo de Antequera es el estilo de la zona central de Andalucía, con matices. Por ejemplo, las peanas de un estilo antequerano o un estilo próximo al antequerano se pueden encontrar en Puente Genil. Estamos hablando del sur de la provincia de Córdoba. Imágenes del círculo antequerano de Andrés de Carvajal, de Diego de Vega, esas imágenes llegan hasta Estepa, hasta la provincia de Sevilla, y por abajo por Málaga, llegan a Málaga. Es decir, abarcan la zona central de Andalucía, incluso a la Serranía de Ronda”.
Otro ejemplo más que las ocho provincias en el mundo cofrade, no existen en el caso de la Semana Santa. Hablamos siempre de esa provincia interior con ciudades limítrofes de Sevilla, Córdoba, Granada… “Es la zona central de Andalucía que se compone de una serie de provincias, está el pico de la provincia de Sevilla, otro pico de la provincia de Málaga, otro pico de la provincia de Córdoba, otro de la provincia de Granada… y se constituye un espacio que tiene ciertos rasgos comunes. Antequera es verdad que lo lleva al máximo esplendor”.
Del neobarroco al modernismo en el arte de las cofradías hoy en día
En la Semana Santa de las cofradías, lo que le rodea es el arte barroco, el neobarroco es algo presente, es algo que aunque pasen los siglos está llamado a permanecer. El neobarroco, ¿está llamado a permanecer durante mucho más? ¿Podría cambiar esa tendencia? “Más que el barroco en sí, como el neobarroco como opción única, yo creo que lo creo yo que es recurrente son los historicismos. Los historicismos como emplear estilos artísticos del pasado; es decir, el trono por ejemplo del Cristo de Salud y de las Aguas es un trono neogótico; es decir resucitar estilos del pasado. No sé si eso se podrá llegar a perpetuar porque estoy seguro que surgirán nuevos y buenos artistas que pueden introducir un lenguaje contemporáneo en todas estas artes relativas a la Semana Santa, pero sí que es verdad que pienso, y esto es un pensamiento mío personal, la plástica contemporánea tiene un hándicap con el tema religioso. El arte religioso tiene que ser un arte religioso. No es… yo ya lo expresado alguna vez, diseñar un trono no es decorar una casa ni un chalet, un trono tiene que tener unción, lo mismo que hacer una imagen no es hacer escultura. No es lo mismo que tú talles para un jardín una diosa, que tu talles para una cofradía una imagen religiosa. Las imágenes religiosas hay que envolverlas de algo que te induzca a lo religioso, a lo espiritual. Y en ese aspecto luego también nos metemos en otra cosa, lo identitario, que es muy importante”.
Entonces el barroco está llamado a perpetuarse. “No tanto el barroco sino la utilización de estilos únicos, de estilos históricos porque realmente sacar una cofradía a la calle con una imagen de madera policromada es que es algo barroco. En el siglo XXI los mensajes no se transmiten con imágenes policromadas, se transmiten con lo que tú y yo estamos utilizando, con los móviles, con las pantallas… entonces sacar una cofradía a la calle para transmitir un mensaje, para comunicarse con la gente, con imágenes de tallas de madera policromada es que eso ya es algo antiguo, es que eso ya es un historicismo”.
Pero es lo que se sigue utilizando. ¿Y qué le parece el hiperrealismo y esa tendencia que se va haciendo sitio? “En esto influye también los gustos. Como ejercicio artístico es espléndido para que el artista haga alarde de sus facultades y en ese aspecto yo me quito el sombrero. Como imágenes religiosas, y ahí entra lo personal, a mí personalmente no me llegan, porque la imagen religiosa expresa un concepto, no es un “reality”. La imagen religiosa no es un gran hermano. Tú tienes que ver unos matices espirituales, vamos a llamar así; tú tienes que ver algo simbólico. Pero claro, la sociedad cambia. Si la sociedad resulta que lo espiritual lo va a ver a través de ese hiperrealismo, la sociedad empieza a cambiar, ¡pues bienvenido sea! Pero claro, ahí te hablo desde mi perspectiva desde mi gusto. A mí personalmente me gusta algo más idealizado porque te expresa conceptos, no sólo tratan… no es una foto del momento de la pasión, yo lo que quiero ver es un símbolo del momento de la Pasión”.
En las páginas de “El Sol” también recoge un premio nacional de Escultura de imagen del Resucitado. Hoy impensable ver una imagen religiosa en Arco o en una exposición de arte. “El propio concepto de una imagen religiosa es algo ya para los contemporáneos, para los modernos, con muchas erres, “moderrrrrnos”, para los muy “moderrrrrrnos”, el concepto de una imagen religiosa es algo no del pasado, es como de la Edad Media. Entonces meter ahí la rabiosa contemporaneidad… Ojo, no te digo algún estilo moderno, porque ahí está por ejemplo Mariano Benlliure. En Málaga tenemos el ejemplo de su cultura que sí hacia unas imágenes religiosas con matices más modernos, más contemporáneos, pero la rabiosa contemporaneidad en la que te dicen que cien botellas de cristal en el suelo es una obra de arte, en ese concepto del arte contemporáneo no encaja una imagen religiosa”.
Hemos visto esos barrios de Sevilla que no llegan al centro, por una gran distancia, donde se está llegando el rol moderno, un poco distinto. ¿Cómo es eso? “En estas cosas lo que hay que valorar siempre es el esfuerzo por hacer algo diferente, el esfuerzo por personalizarse y por hacer un ejercicio artístico que se salga de hacer siempre lo mismo. Entonces hasta ahí ese esfuerzo es digno de alabar, pero ten en cuenta que un diseño es una declaración de intenciones. Cuando un diseño verdaderamente sirve, verdaderamente se da por válido, es cuando la pieza está hecha; entonces bueno vamos a ver qué trayectoria. De todas maneras yo también lo he expresado ya, tampoco es modernismo puro-puro porque el modernismo no estaba tan recargado; es lo mismo que el gótico, no era tan recargado. Es que si cogemos un estilo y lo recargamos, ¿que es lo que estamos haciendo? Barroquizándolo”.
Los proyectos en Antequera: el palio del Dulce Nombre o el palio del Consuelo
Regresemos de nuevo a los proyectos de Antequera. Lo de recuperar un palio en una imagen del Señor, ¿recuperaría esa memoria histórica de palios perdidos como los que llevaban las imágenes del Señor como el caso del Dulce Nombre? “Recuperaría una parte de la memoria interesantísima porque además el Dulce Nombre lo llevó. Eso parte de la propia hermandad que es la que me indica el tema de la inclusión del palio. De todas manera creo que es justo y necesario indicar que Antequera en ese aspecto ha sido pionera en recuperar un palio para un Nazareno, que es el de la Sangre. Ojo, ahora es que ya lo vemos todo con otra perspectiva, pero hace 25 años, cuando yo vi el Nazareno de la Sangre con palio, yo me quedé a cuadros”. Otra cosa es inventar. “Se puede hacer, pero tienes que hacerlo con mucho paladar para que no se vea un invento porque en Antequera los inventos van a dar más el cante que en otros sitios”.
Está ahí el proyecto del trono del Cristo de la Buena Muerte. “El diseño es de los que yo me siento más satisfecho, de mis años de dedicación. Porque además te hablaba hace poco de la inclusión de un palio cubriendo un nazareno en lo que Antequera fue pionero. Bueno pues ese diseño pionero verás como, lo que pasa es que se está dilatando en el tiempo, pero verás cómo llega otro, que creo que ya ha llegado, que lo va a hacer, que lo va a materializar antes; pero ese diseño es el primero que incluyó una peana para un crucificado, no el típico monte o flores, una peana, una gran pena para un crucificado”.
¿Qué nos puede contar de ese proyecto para quienes no lo conozcan? “Para empezar el estilo, que no es barroco, es un estilo manierista o Renacimiento, vamos a llamarlo así, en la última etapa del Renacimiento, es un estilo manierista, es un trono que imita carey y ébano; el fondo no es dorado, dorados son digamos los adornos que van sobre el fondo, pero el fondo iría imitando carey y ébano. Absolutamente original. Tiene unos blandones también… está todo como muy ambientado en la época de realización del Cristo, que es precisamente de ese manierismo que te estoy hablando. Después hay una cosa muy importante también que es la presentación estética de la imagen del Cristo de la Buena Muerte, con un sudario de tela al modo que llevaba antiguamente el Patrón, la cruz de taracea, para quitar esa cruz que tiene ahora con un aspecto así como muy de mueble, colocarle al Cristo un nimbo, también con sabor antiguo. En eso Antequera es una fuente inagotable”.
Ha diseñado la nueva saya de la Virgen de la Paz, que llevará con el manto negro… ¿Eso sí es positivo, interesante recuperar esa forma? “Por supuesto. También en el Socorro fue muy positivo, yo por lo menos encuentro muy positivo la recuperación. Hablamos antes de los atuendos de las imágenes. La recuperación del verduguillo de la Virgen del Socorro fue una recuperación muy interesante; inspirada en grabados, en testimonios orales, esas recuperaciones siempre vienen bien, siempre aportan. Ojo, tampoco nos dejemos encasillar, pues ahora la Virgen se va a llevar saliendo con el manto negro y la saya blanca 50 año. Hay que dar juego. Pero esas recuperaciones aportan siempre”.
Por otro lado está la Cofradía del Consuelo que siempre en Antequera se habla que si se dejó llevar por el estilo de Sevilla, de Málaga… Cuando hizo el cambio del estilo antequerano a ese estilo grana, ¿que es, malagueño, sevillano…? “Es como Antequera, un cruce de caminos. Se mezclaron influencias sevillanas con formas antequeranas y con la tradición malagueña, que en la posguerra cogió mucho auge. Ahora se está puliendo, quizá virando más hacia un tono malagueño, pero manteniendo, yo por lo menos en mi proyecto le quise dar un tono malagueño, con ciertas referencias antequeranas, como por ejemplo la peana. Aunque ya en la corona lo tiene, en los bordados. No empleé bordados sevillanos al uso o malagueños, si no que quise tirar de los bordados antequeranos, lo que pasa que con un palio… bueno, un poco más airoso. Yo creo que quizá hasta ahora tirando un poquito más hacia una estética malagueña, pero siempre desde Antequera, tampoco haciendo una copia como tal, siendo desde Antequera y el Consuelo, desde hace ya muchos años porque evidentemente eso pasó tiempo, siempre se ha caracterizado por un cruce de estéticas”.
Lo que hace peculiar ver las cofradías de Antequera en la calle
Le pedimos, bajo su conocimiento como diseñador, de un curso acelerado del espíritu o como aquí decimos el estilo antequerano. En el cuerpo procesional, los elementos que hay que mantener o promover si la cofradía no los tiene, entendemos que además del campanillero de lujo. “Yo diría lo de elementos a recuperar, por ejemplo los tarjeteros. Saliéndome un poquito al margen sería interesante que se promoviera la participación de los nazarenos también, o por lo menos de un cortejo nutrido; pero sobre todo los tarjeteros, eso es una personalidad propia del cortejo antequerano. He hablado antes de Puente Genil, con esas figuras bíblicas con máscaras… no es equiparable una cosa con lo otro, pero bueno, son elementos singulares de su cortejo y en Antequera todos esos tarjeteros, con los vía crucis, con esas cornucopias y con esos soles y con todo ese repertorio de enseres… yo creo que sería muy interesante de recuperar”.
En la procesión de los 400 años del Socorro cuando vinieron muchos cofrades y vieron esos gallardetes, esos soles, esos estandartes… “Ahí es donde Antequera te deja sin palabras. Es que ahí realmente es cuando cuando te quedas… No es un elemento, es el conjunto. Tú ves esos enseres, en el caso del Socorro, esos soles, los gallardetes pequeñitos de plata que se le suelen poner, los gallardetes grandes de plata y ahora te aparece por ejemplo el trono del Cristo con esa cruz, esa túnica, la imagen en sí. Después aparece el trono de la Virgen con ese peana, ese manto, la corona, el trono, entonces es cuando cortocircuitas”.
En el caso de la imagen de Cristo con pelo “natural” o con el pelo tallado. “En lo que afecta a la presentación de las imágenes yo creo que lo esencial es que los devotos no se sientan desconcertados. Eso es lo esencial. Yo personalmente creo que hay algunas imágenes que ganan con el pelo natural. Eso es mi opinión personal. Es el caso del Dulce Nombre es una imagen que tiene la talla del pelo como muy pegada a la cabeza entonces creo personalmente…”.
¿El problema es que hagas un cambio y a la gente no le guste? Como pasó recientemente con Dubé de Luque y la Virgen de la Piedad. “Cuando tú tienes la misma imagen y la cambias de aspecto, de estética, de arreglos, los devotos también se desconciertan. No sólo cuando te cambian la imagen, sino también cuando le cambian los aspectos. Entonces lo importante creo yo que se siga el criterio de que una imagen no pierda identidad”.
En el caso de las Vírgenes seguimos apostando por esos palios estrechos y altos por la puerta de los conventos de la iglesia, como el de la Virgen de los Dolores como referente o si hay que hacer ampliaciones, ampliamos el palio porque queremos tener un palio más grande. “Espero que eso no pase nunca. Ya se ampliaron el trono del Socorro varias veces y el trono de la Paz, se hizo con gusto, se hizo ciertamente, pero no es lo suyo”.
En el caso de los mantos, aquí se habla mucho de ‘manto a su caer’, es decir, sobre los hombros, como el de la foto antigua de principios del siglo XX que se ve el manto. “Pongo el caso de la Virgen de la Paz porque es el caso que por ejemplo es una imagen que va muy estrecha de aquí, no va para nada acampanada, y sin embargo por abajo sí abre, si coge ciertas… porque volvemos a lo mismo porque el trono ahora está muy ampliado y la imagen tiene que dominar el trono, entonces ya tiene que ir tirando de un sitio para otro. La Virgen de la Paz es un ejemplo que está muy bien cuadrado”.
¿Gana una cofradía, gana un trono, un palio, saliendo de día? ¿Es bueno buscar las diferentes luces? “Por supuestísimo que sí; los tronos antequeranos sobre todo los de Virgen, el único problema que tienen es la luz, iluminar a la imagen. Ése es el único problema que tienen, porque se necesita mucha luz y tienes que tirar de focos y la luz artificial no tiene opción. Entonces un trono antequerano a la luz de la tarde eso es una auténtica preciosidad. Ya vendrá luego la tarde y la noche para que tengas también la otra visión. Yo creo que las dos visiones son magníficas”.
Cuando ve corriendo la vega, ¿qué piensa? “Es algo muy entrañable, muy de vosotros, muy de vuestra identidad, de estos ritos y todas estas fiestas, algo que se vive muy intensamente, sobre todo cuando llegan arriba, se abrazan entre ellos, llegan los familiares les dan la botellita de agua, les sostienen las horquillas… algo muy entrañable, que no se debe perder nunca. A mí esas cosas son las que me hacen sentirme vivo”.
A todos los jóvenes que hoy con su cámara de fotos, sus móviles, todo el día cuando están las procesiones, ¿qué les aconsejas? “Es complicado, porque quizá lo que haya que decirle a los jóvenes en general, quizá no a los jóvenes en general sino a la población, es que sepan interpretar lo que ven. Saben que están viendo ahí una imagen que sí, que saben que representa a Cristo, pero no saben lo que están viendo. Quizá lo importante sería hacer partícipe a toda la población antequerana, y a los jóvenes sobre todo, de que en Antequera hay un tesoro, que eso no lo hay en otras partes del mundo, ni siquiera en otras partes de Andalucía. Entonces se tienen que sentir orgullosos. Hay espacios para que cada persona muestre su particularidad, pero que la Semana Santa antequerana es un tesoro y que lo que se pasea por las calles es algo único. Me imagino que si nosotros cogiéramos algunos cuadros del Museo del Prado, y los paseáramos por las calles, la gente se quedaría absorta. ‘¡Hay mira, este cuadro es del Museo del Prado, qué maravilla! Pues lo que tú estás viendo es algo similar, por lo menos conciénciate de que lo que estás viendo es una obra de arte y que el rito que estás viendo, en el que tú te identificas como pueblo, es muy importante porque cada vez, las raíces de cada pueblo, la identidad de cada pueblo, se diluye más; cada vez somos todos iguales, más iguales”.
Después del Cachorro, del Gran Poder, de Triana, de los del Consuelo, ¿hay alguna imagen de algún proyecto que te gustaría diseñar para una cofradía de Antequera? “¡Para Antequera, claro! No sé, pero por otra parte digo: ¿qué voy a diseñar ya con lo que hay? Pero para Antequera todo lo que salga, créeme, cualquier trono… todo lo que saliese para Antequera me encantaría diseñarlo, todo. No te puedo decir ‘un palio nuevo para el Socorro’, porque ¿cómo le vas a hacer un palio nuevo con el pedazo de palio que tiene? Un manto, no… pero para las cofradías que están ahora creciendo en patrimonio y desarrollando su patrimonio todo lo que me saliese. A mí me gusta especialmente el estilo antequerano y creo que me desenvuelvo bien en él, lo tengo digamos dominado, vamos a decirlo así”.
¿Y para Málaga o Sevilla?: “Para aquí para Sevilla me gustaría recuperar piezas perdidas, que es lo que estoy haciendo, más que elaborar cosas nuevas. Tengo más sueños por recuperar como mantos perdidos, por ejemplo aquí el manto de la Carretería que tenía un manto decimonónico precioso, con unas hojas de cardo muy grandes, y ese manto se quemó y se hizo una reproducción, pero una reproducción muy a bajo coste. Entonces reproducirlo con fiabilidad, las fotos que hay, sería un trabajo que me encantaría hacer. Te he puesto esos ejemplos, pero vamos, muchos más”.
Terminamos esta entrevista con un diseñador, Javier Sánchez de los Reyes, de primer nivel en las cofradías españolas, destacando Sevilla y que no hace falta decir que es un enamorado del espíritu antequerano como él denomina lo que las cofradías mantienen y recuperan. Ya hemos visto diseños suyos en las cofradías de “Abajo” y del Consuelo. Alguien que demuestra en esta entrevista lo que conoce y defiende. Seguro que alguna otra cofradía lo tendrá en cuenta para tantos proyectos que hay en los sueños cofrades de nuestra ciudad.