Dentro de un gran Viernes Santo, que respondió a lo que se espera de él, la Cofradía de ‘Abajo’ dio un plus de mejora de su cuerpo procesional. Presencia simbólica de la Infantería de Marina, cuerpos de penitentes, los armadilla de cola y un sol y estandarte de plata vieron la luz.
La agrupación cofrade que preside Juan Félix Luque emprende el año del regreso a la normalidad, con mejoras en su sede y en su procesión. Es el camino a seguir en un año donde las «vegas» ofrecieron el lado milagroso, con la caída de personas delante del trono del Cristo de la Buena Muerte y un hermanaco que tuvo que ser atendido ante indisponerse al finalizar el trayecto. Un gran susto.
El cortejo procesional recuperó la figura de los armadilla de cola, algo tan propio de nuestra ciudad que se tendría que potenciar por el resto de hermandades. Tras hacerse en Jesús, ahora ha llegado el turno a Santo Domingo.
Si hay un elemento que destacó, fue la restauración de un sol de plata y el estandarte con el título de la cofradía, al que se le han integrado sus piezas originales, siendo muy lucidos en el cortejo. La plata está para sacarla, para ello se hizo, y los de ‘Abajo’ así lo hicieron.
Y en los tronos, en el del Dulce Nombre, se estrenó la trasera del friso de plata de la canastilla, realizada por el sevillano Ramón León Losquiño. Un paso más del proyecto de nuevo trono con la posibilidad y el por qué no, que se le recupere el palio que tuvo en su día.
El Cristo de la Buena Muerte presentó nueva cruz, diseñada por Javier Sánchez de los Reyes, aún sin terminar, a falta de la taracea. Y la Virgen… ¡la Virgen de la Paz! Tras la recuperación del manto negro de Antonia Palomo y la nueva saya de lamé de plata que rompió moldes hace un año y en el Magna, se volvió a la imagen de los últimos tiempos.
https://youtu.be/HpjtFoLAaK8
La procesión del 2023
El sol acompañó a la salida de la cofradía y su paso por la mitad de su recorrido hasta llegar a Madre de Dios. Concurrida plaza para ver salir a los cuatro tronos. Emoción, sentimiento y dedicatoria a don Antonio Moreno, impulsor, devoto, hermano mayor de insignia que fue, que ha pasado a la tribuna del cielo.
Complejidad para superar los escalones de la citarilla y el cortejo que se forma bajando por Viento y Zapateros para coger ya Encarnación formados con una plaza de San Sebastián repleta de gente.
Salir de día facilita que niños y personas mayores acudan a ver las cofradías y que los jóvenes puedan recorrer los sitios en más de una ocasión si los desfiles son ordenados, ágiles y bien organizados. Y más si refresca de noche, como pasara esta Semana Santa.
Cofradía que sigue apostando por Encarnación, Calzada y Diego Ponce y llegada incluso adelantada a Cantareros. Transmisión en directo en Madre de Dios por parte del canal de Youtube de El Sol de Antequera.
Gustó que la Infantería de Marina, aunque fueran los banderines de honor, abrieran el cortejo, señal que desde la Directiva se quiere recuperar el vínculo y presencia de la misma.
Tras el guión, abrían los niños de armadilla, el sol y el Niño Perdido. Grupo de penitentes, campanilleros de lujo y el Dulce Nombre, una de las imágenes más bellas, devocionales y que mejorar se presta para la procesión.
Le ocurre como al Nazareno de ‘Arriba’, procesiona junto a una imagen mariana con tanto arraigo, que le eclipsa mayor protagonismo a esta imagen que además es una de las que mejor mece al son de la música, este año la Banda Municipal de Música de Casabermeja.
Entrada en calle Infante don Fernando y en la iglesia de Los Remedios, la Coral de San Sebastián que canta al paso de la Virgen de la Paz. Se alternó el paso a la carrerilla con las mecidas al son de las marchas de la Banda Municipal “Amantes de la Música” de Campillos.
Al llegar a San Sebastián, «encuentro» de las cuatro imágenes y se empezaron a preparar para «correr las vegas» y cuando la Virgen estaba en la puerta del Hotel Manzanito, los Regulares ya llegaban a la esquina entre Rojas y Pepe Cantos. No hubo «encuentro» entre las dos cofradías en San Sebastián. En 2023. En 2024…
Y las «vegas». Primero el Niño Perdido, luego el Dulce Nombre y con el Cristo de la Buena Muerte y de la Paz los sucesos ya narrados. Y terminó la Virgen que subía sin espacio. El milagro de las vegas.
La Reina de La Paz que aguarda en su plazuela la llegada de los tres tronos de ‘Arriba’. Primero, la Cruz de Jerusalén y el entorno sabía que algo grande iban a vivir. Luego el Nazareno que detiene el tiempo.
Y para terminar… la Virgen del Socorro. Indescriptible el momento. Bueno, descriptible porque se dieron cita en «Antequera, un Viernes Santo, las vegas. El camino del final, el regreso a casa en Viernes Santo. La citarilla con Paz y Socorro. Música, sentimiento y silencio, sí, silencio».
Una plazuela, un entorno con tanta gente, enmudeció al llegar la Virgen del Socorro, con horquillas alzadas por los hermanacos, rugido en forma de aplausos y Campillos que marca el inicio de «Encarnación Coronada», la calle calla y… el pueblo, que siempre es sabio, va y reza, en silencio, todos unidos: «Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, y bendita Tú eres, entre todas las mujeres, entre todas las mujeres, y bendito es el fruto, de tu vientre Jesús».
Y se rompe la noche, los vellos a flor de sentimiento, los abrazos junto a quien tenías al lado, los recuerdos de los que nos enseñaron a vibrar con una procesión, a rezar a una imagen en la Pasión, Muerte y Gloria según Antequera por la Paz, por el Socorro y por ¡Antequera!
Es la «citarilla». El momento donde reina la paz y el socorro en nuestras vidas. Y ante la sorpresa y emoción de esa niña que lo ve por primera vez o de la mujer que venía de Sevilla… va el pregonero y les dice: «Si esto es aquí, imagina lo que se siente cuando se organiza en San Sebastián».
