Diez años después, hubo “encuentro” de la Virgen de la Paz y del Socorro en la Plaza de San Sebastián de Antequera. ¡El último se vivió en el 2015!
En el 2024 no hubo porque no salieron. En 2023, no se pusieron de acuerdo. En el 2022 fue el año de volver a la calle tras la pandemia que nos dejó sin procesiones entre 2020 y 2021. En 2018 y 2019 no pudo ser por la lluvia.
Y en 2017 y 2016 no hubo acuerdo entre ambas directivas, tras el glorioso de 2015. ¡Ojalá se recupere uno de los momentos donde todo cofrade, todo antequerano, se une como hermano y familia que debemos de ser! De entrada, se ha hecho con las dos advocaciones marianas, ahora con un poco más de esfuerzo: ¡los siete tronos!
Cierto es que pasó casi desapercibido. Habían pasado ya 10 años. Muchos de los jóvenes cofrades ni sabían de su existencia. Pero pasó. Eran las 12 en punto de la noche. El Niño Perdido, el Dulce Nombre y el Cristo de la Buena Muerte y de la Paz acababan de subir sus “vegas”. La Virgen de la Paz aguardaba ante el Arco del Nazareno.
Entraron la Cruz de Jerusalén y el Nazareno, colocándose entre la torre y la puerta principal de San Sebastián. Jorge del Pino y Daniel Herrera supervisando todo detalle para desarrollar lo previsto: sólo la Paz y el Socorro.
Y llega el momento, algo frío en su inicio: ¡han pasado diez años! Y Pablo Carmona y Javier Moreno que tocan las campanas de sus tronos que arrancan meciendo lentamente, suavemente, como se recordaba. La Banda de Otura que interpreta “Aires de Triana”. Las mecidas se hacen al unísono, los dos buques se unen en el mar desbordado de San Sebastián. Rozan las campanas y se abrazan los hermanos mayores de insignia. La gente se acerca porque no se lo esperaban. Es Viernes Santo.
Los hermanacos de la Virgen de la Paz que arrancan con: “¡viva la Virgen del Socorro!”. Y los del Socorro que responden con: “¡viva la Virgen de la Paz!”. Es lo normal, la unión de hermanos, que sienten en sus corazones el mismo amor a una Madre. Los de morado que la ven radiante y esplendorosa como la luna; los de negro que la sienten como sol naciente.
Termina la marcha, siguen meciendo, querían más… pero habrá que esperar al próximo año. Objetivo cumplido: hubo encuentro. Ahora toca organizar el del próximo año. La Semana Santa, como la vida misma, las cofradías, como cualquier colectivo, tiene que sumar. ¡Qué ejemplo darían de unión! En sus manos está…
¿Y qué decimos de la “citarilla”?
Vino para quedarse, aunque se sabe que se remonta al menos a 1950, hace 75 años, aunque se recuperó más recientemente entre la suspensión de los “encuentros” en San Sebastián y para coordinar mejor las vegas. Hay que estar allí, al menos una vez en la vida. O para la eternidad.
Quizá demasiada gente corriendo. Ya no es lo que era. Los devotos en las aceras, abarrotando balcones y buscando un rinconcito. Las fuerzas de seguridad, señalando, coordinando que se respeten los espacios estrechos. Y el milagro se repite. Hay tanta gente que… los tronos de “Arriba” paran más veces porque no pueden seguir subiendo porque no cabe nadie más en las pinas cuestas.
Busque el vídeo que ha montado Lorena Sánchez en nuestro canal de YouTube y sienta la gloria y pasión del Viernes Santo cuando los hermanacos se despiden horquillas en alto ante una “citarilla” emocionada y la banda de Campillos que interpreta “Encarnación Coronada” rezada por todos los presentes. ¡Es… Antequera!