A los 13 años entró a trabajar en la recordada «Casa Mena» y, hoy, 48 años después, se jubila, pero deja el recetario de los buenos confiteros a una joven de Los Corrales, que seguirá con el nombre de «Bienmesabe», pero frente a la Clínica 24 Horas de la calle Lucena.
Hablamos de Francisco Sillero Gallardo, uno de los pocos artesanos confiteros que iban quedando en nuestra tierra, que entró de aprendiz en «Casa Mena», fue cuajando en ella, hasta que en 1972 se quedó con el negocio, cambiando el nombre a «Casa Sillero». Después, hace 12 años, amplió el obrador de la Cuesta Salas, con una panadería-confitería en le calle principal, cerca de San Agustín.
Una enfermedad le ha obligado a jubilarse antes de tiempo, pero antes de hacerlo, ha querido mantener el espíritu de Mena, el de Sillero, en una joven pastelera de Los Corrales, Almudena Romero Peral, quien con 25 años, tiene una vida por delante para combinar lo tradicional con las nuevas vertientes del dulce.
Paco Sillero, como todos los que le estimamos le llamamos, recuerda que tras estudiar en la Inmaculada y Los Hermanos, tuvo que dejar los estudios para comenzar a trabajar con tan sólo 13 años (aunque siguió en el nocturno para cursar Bachillerato). Entró de aprendiz en «Casa Mena», donde coincidió con Manuel Fernández Sandoval (de Pura P. Valle), y fue creciendo en edad y experiencia.
Año a año, con el esfuerzo y entrega de un trabajador sin límites de horas, se fue granjeando la confianza de los dueños de «Casa Mena», a su vez, herederos del buen hacer de los Robledos.
En 1972, le surge la oportunidad de quedarse con el negocio, decisión que no duda en aprovechar y transforma la singular confitería en «Casa Sillero».
En su trayectoria, ha creado casi una receta única, con tartas, tocinos de cielo, bienmesabes, pasteles… que han sido pedidos por muchas familias de generación en generación.
Hace 12 años, se aventuró a ampliar el negocio. Así, desde su obrador de la Cuesta Salas, decidió abrir una panadería-confitería, bajo el nombre de «Bienmesabe». Ésta ha estado situada en la calle Infante don Fernando, .
Desde hace unos meses, Francisco Sillero Gallardo ha arrastrado una dolencia que le ha impedido seguir trabajando. Por ello, antes de prejubilarse, recibió la llamada de Almudena Romero Peral, quien se quedó con el negocio, pero optando a trasladarse a la parte peatonal de calle Lucena, frente a la Clínica 24 horas.
Agradezcamos a Paco sus años por endulzarnos la vida, y deseemos a Almudena que consiga heredar el buen hacer. ¡Que nos sigamos viendo por calle Lucena!