En unos días, el viernes 20 de octubre a las 22,30 horas, se apagarán las luces de la Sala EMMA (Escuela Municipal de Música de Antequera) de calle Herrezuelos. Se escuchará el silencio de un público entregado para acompañar al humorista Javier Vallespín.
Momento en el que se encenderá un foco que iluminará el escenario, compuesto por un banquillo, un micrófono y una botellita de agua. En ese momento saldrá Javi Peloches, que recupera su humor para convertirlo en un espectáculo. Comenzará “Mi mundo”.
Con 47 años, llega a su madurez, tras recorrer este mundo del arte tan complicado, aunque ¿qué hay fácil en esta vida? “Yo empecé en el 2010 en Madrid, al revés que todo el mundo. Todos quieren actuar por pueblos de toda España hasta que llegas a la capital. Pues empecé en el Paramount Comedy, sin entrenar en Antequera ni en ningún otro sitio”.
Fue casualidad. “Tenía mi trabajo hasta las 3 y a las 4 me iba al Alambique. Tras 10 años así, mi niña tenía 3 años y un día me dije que ella no me conocía y dejé tanto trabajo. Pero a mí se me caía la casa encima a las tres semanas, acostumbrado a esta fuera. Veía monólogos por la tele y un día, un pantallazo apareció: ¿quieres participar en el festival de la comedia? Lo rellené, no me iban a llamar, me dije, pero me llamaron. Y ahí empezó todo”.
Su primer monólogo no lo olvida. “Se llamaba ‘Yo tengo tuenti’, que hoy sería instagram, tinder o facebook. Ahí arrancamos. Luego empiezas a conocer gente y me enteré que había concursos de monólogos y me apuntaba. Algunos se ganaban, y otros, no”.
Aquí, fue más tarde, en el Teatro Torcal. “Fue gracias a David Gallego en un espectáculo con Tomás García y Marcos Arizmendi”. Y desde entonces, no para de aprender y de crecer como humorista y persona.
Siempre se le ha conocido como Javi Peloches. “Yo he tenido una vida muy difícil, y en esos sábados por las noche, con mi amigo ‘el Pelos’, Víctor, empezamos con un juego que había que terminar palabras en ches… Y con dos copillas nos parecía gracioso y se quedó lo de Javi Peloches”.
Se considera “humorista, cuentachistes, cómico, monologuista”, pero con los pies en el suelo. No todo es divertido y alegre. De sus inicios, se queda con dos concursos. “Osuna, por ver a mi madre allí. Era la final y cuando estaba actuando, la gente pensaba que había terminado y se puso en pie. Mi madre no sabía qué había pasado, al ver que la gente lo hizo por su hijo”.
Y el de Miguelturra en Ciudad Real. “Era una fecha que estaba tieso, tieso, tieso… y allí seleccionaban a 4 de 50. Sólo por ir, te daban 200 euros, que era lo que me iba a costar ir como mucho. Le dije a mi mujer que ese año no iba a ver Reyes para la familia y a ver qué nos inventábamos para la niña. Sabíamos dónde estábamos y lo que teníamos, y eso es la felicidad. Sin creerlo, lo gané y le dije muy serio a mi mujer que mañana iría y nos pondríamos a encargar los Reyes. Gané 800 euros. La panzá de llorar fue increíble”.
Aunque lo comparte con su sonrisa y mirada, se aprecia que no todo es oro ni necesario, pero que sabe lo que es encontrarse con problemas. “Yo daba muchas curas de humildad por todos lados, hay que tener los ojos abiertos, valorar lo que tienes y pensar que le puede tocar a cualquiera. Por eso me gusta decir que hay que valorar la vida y lo que te hace feliz”.
El espectáculo del viernes 20 por la noche en la Sala EMMA
Le recordamos en sus primeras entrevistas en estas páginas que uno de sus sueños era preparar una obra en solitario. Así lo hará a las 22,30 horas este próximo viernes 20. “Tengo la suerte de tener a Víctor y Joaquín de amigos, y me ofrecieron la sala EMMA para este proyecto”, algo que les agradece por “prestarme este caramelito que es la Sala EMMA”.
Es compañero de viaje de Luis Olmedo. “Con Luis he actuado una sola vez. Hoy lo ves, y comprobamos que es muy grande como intuíamos de siempre. Ahora está en Italia, pero es que va por todo el mundo. ¡Tenemos al mejor mago!”.
Y ya tiene su espectáculo. “Mi propia obra, como hacía al principio. A mí me gusta llamarlo un show, un espectáculo. Lo hemos rematado hasta crear este producto que en parte lo he estado llevando por muchos locales en los últimos seis meses, por muchos sitios, pero obviamente no como la Sala EMMA”.
Una obra para todos los públicos y para toda ciudad. “No voy a localizar mucho porque me pasa que viene gente de fuera y quiero que lo entiendan todo, aunque algo local tiene que salir obviamente. Por ejemplo, al que no sea de Antequera, habrá que explicarle lo que supone la Castellana para nosotros”.
Será una hora de espectáculo donde invitará a que “entren en mi mundo y que vean cómo entiendo yo mi vida. No es ni la mejor ni la peor, a mí me va muy bien, es la mía propia. Si entran dentro de mi mundo, se pueden olvidar lo que hay fuera, aunque sea por sólo una hora. Tú ya decides lo que quieras hacer después”.
Considera que hay que tomarse la vida con una sonrisa. “Si eres un amargao y sueltas cosas desagradables, al que está en frente le vas a provocar un rechazo grande”. Por ello, considera que “hacer las cosas bien, es muy fácil, sólo hay que proponérselo”.
El humor. ¿Qué nos pasa hoy que no puedes ni hacer un chiste? “Si miras en mi cartel, pone que mi espectáculo es no apto para ofendiditos. En mi mundo no hay ofendiditos. El que ha entrado está en mi mundo, nadie se puede ofender. Yo soy de los que da diez segundos para que no le guste lo que voy a decir, si se quiere ir, que se vaya. Siempre lo hago en tono de humor, pero entiendo que alguien se pueda sentir ofendido”.
Reconoce que “el humor negro todos lo hemos hecho, pero eso se hacía antes en la barra del bar con amigos, porque ellos te conocen y saben que no tienes maldad. Lo que pasa es que hoy lo sueltas en las redes sociales, donde todos somos cómicos y a machacarte. Yo no gasto mi tiempo para criticar. Hay gente que es más amarga. A lo mejor hay que enseñarles otra forma de tomarse la vida”.
Vamos terminando. ¿Cuánto cuesta y dónde se pueden comprar las entradas? “9 euros antes y 12 en taquilla, en la Sala EMMA se pueden comprar por las tardes, allí están Víctor, Joaquín y compañía, desde que se escuche música por las tardes hasta la noche”.
Le ofrecemos los últimos segundos de la entrevista para que comparta lo que considere. “A ver si somos capaces de llenar la sala EMMA, sería de lujo, el que se quiera venir el día 20 a escuchar un ratito de humor y meterse en mi mundo, a 9 pavos está”.
Así es Francisco Javier Vallespín López (Antequera, 21 de septiembre de 1976), hijo de Ricardo Vallespín Montero y Charo López Martín. Es el tercero de los hermanos Vallespín-López. Casado con Laura García Sánchez de quien nació lo que más quiere en su vida: su hija Paula. Mide 1,69, pero cuando se pone delante de un micrófono, es un rascacielos de buena gente.