Estar presente con obras fotográficas de gran nivel en el inicio de un museo tan esperado, es
“para mí un orgullo muy grande que hayan querido contar conmigo. Eso significa que hay gente que confía en mi trabajo. Por una parte está el comisario Félix Jiménez y por otra el director de los Dólmenes, Bartolomé Ruiz, que han hecho posible que cuando se ha inaugurado este tan esperado museo, mi exposición fuese una de las protagonistas. Lo vivo intensamente por mi relación con Los Dólmenes, estuve en Turquía cuando los nombraron Patrimonio Mundial y siempre que he querido hacer fotos allí he tenido siempre apoyo”.
Así mismo, considera satisfechos los objetivos, “porque creo que he conseguido establecer esa relación entre el paisaje, la construcción, el ser humano y la poesía sencilla”. Finalmente, le preguntamos por esa foto preferida de todas las que expone. Aunque son varias, se queda con “la panorámica gigante que está en la parte superior de la pared. Es una línea de olivos en un campo recién segado”, finaliza. Una aventura fotográfica que reivindica lo sencillo y lo fácil, sin caer en la artificialidad que otros buscan.