Duda derrota en casa ante el Trasmapi Ibiza, donde el Dólmenes sucumbió por 30 a 35 ante un rival con el que se jugaba salir de los puestos de abajo. Quedan cuatro jornadas, ocho puntos, la diferencia de goles perdida con casi todos los rivales, y el próximo partido puede alargar el milagro deseado o condenar al equipo de Carlos Pastrana al descenso.
El Dólmenes tiene 15 puntos, cuatro más que el Lanzarote. Por delante, el Novás con 16 y el Amebar con 16. Son los cuatro equipos en descenso. Queda la quinta plaza por abajo, la del Proin Triana con 20 puntos, equipo que si empata o gana, se asegura esa plaza y condena matemáticamente a los de Carlos Pastrana.
Puede ser una Semana Santa de pasión y muerte para un proyecto de un club que por contra, tienen un filial, el Sano Antequera, que tiene opciones de ascender a la categoría que podría descender el Dólmenes. Quedan semanas decisivas para saber si la ciudad sigue manteniendo dos equipos y dónde podrían jugar.
Ibiza desinfla la esperanza del Dólmenes (30-35)
Vamos al partido. Durante treinta minutos, el Argüelles soñó con una victoria que mantuviera viva la esperanza, con una reacción heroica y una salvación posible. Pero en la segunda parte, la realidad se impuso con dureza.
El Trasmapi Ibiza rompió el partido tras el descanso con el 17 a 17 y dejó al Dólmenes Antequera prácticamente sin pulso en la lucha por la permanencia tras un duro 30 a 35 final.
Fue un duelo con dos caras. En la primera mitad, los de Carlos Pastrana supieron dominar el ritmo, marcar diferencias y hacer creer a su afición. Hasta cinco goles de ventaja llegaron a tener antes de que el conjunto balear igualara la contienda justo antes del descanso con el empate a 17. La grada empujaba, el equipo respondía… y entonces todo cambió.
En la reanudación, el Dólmenes se fue apagando. Las pérdidas, los fallos en momentos clave y el empuje constante del Ibiza hicieron mella en un equipo al que ya no le queda margen de error. Nacho del Castillo y Jacob Díaz, ambos con siete tantos, fueron los más destacados de un grupo que luchó, pero no pudo más.
Caras de tristeza en un Argüelles terminó la jornada de la peor manera posible. La salvación se escapa, el calendario aprieta y el milagro es, quizá, la única salida. Porque el alma resiste, pero el marcador no perdona.
Triana marcará el veredicto final de una temporada que comenzó mal, no se ganó en una primera vuelta pésima y el efecto Carlos Pastrana, de momento, no puede salvar una primera vuelta que no se compitió con resultados.