Antequera es tan barroca que en septiembre celebra a sus dos patronas: Remedios y Eufemia, la Virgen de los Remedios y Santa Eufemia. Mariana y Ganadora. Cada una tiene su lugar en la Iglesia, en la Historia y en las devociones.
Se cumplen 40 años desde que se comenzaron a recuperar su culto externo, mermado como el de la mayoría de las cofradías, en esos años 70 donde el fin de la Dictadura, unido a los caminos separados de jerarquía eclesiástica y cofrades, llevó a una separación hoy incomprensible.
Entre 1983 y 1986 se fomenta la recuperación de las procesiones de la Virgen de los Remedios y Santa Eufemia, ya sea por el clero o por la Agrupación de Cofradías. Hoy, 40 años después, sus cultos están más que asentados. A lo religioso, le falta la implicación social y cultural. Ya hubo intentos hace 20 años de fomentar un programa cultural para que nuestra ciudad tuviera unas fiestas patronales donde tienen cabida ambas. Una abre el 8 y otra cierra el 16, siempre con el día de sus festividades y celebraciones eucarísticas como referente.
Pero mientras que aún algunos cofrades o devotos, como siglos atrás, siguen en esa rivalidad de cuál es cuando son las dos, la ciudad sigue esperando algo más que procesiones. Como en una familia, todos tienen su importancia y lugar, ni un padre es más que una madre ni un hijo es menos importante que una madre.
El actual Ayuntamiento aporta la Verbena del Vecino y la entrega de distinciones municipales dentro de estas fechas. Algo que es un paso más en busca de esas esperadas grandes fiestas patronales que tenga de todo: historia, devoción, cultura e implicación.
También nos viene a la mente aquella romántica idea de los que fueron esclavo mayor Ramón Zavala, y de Ángel Guerrero, de unir a Remedios y Santa Eufemia como ejemplo ante la ciudad. Poder organizar una presentación de actos conjunta, incluso establecer puntualmente una procesión entre ambas para unificar devociones, historias y procesiones. Imaginen, uno de cada 5 años, que salieran ambas conjuntamente.
Tras la Magna del pasado año, y tras los dos años de pandemia, llega un 2023 de regreso a la normalidad. Se nota en los cultos y en los recorridos. Toca comenzar para seguir adelante buscando nuevos retos y fechas por celebrar.
Estamos atravesando unos tiempos donde los vecinos, los devotos, los cofrades nacidos entre los 40 y 50 nos van dejando. Donde estamos llamados a fomentar lo principal: la fe y las tradiciones. Por muy bien que se organicen, hay que buscar respuesta del público. Que las imágenes, como siglos atrás, arrastren y sean faro de luz. Porque al final, ellas son las que permanecen, nosotros estamos de paso y nos tocará partir.
Seguro que pronto se recogerán los frutos de esas nuevas ideas, que aparte de quedar geniales en altares, tronos y mensajes en redes sociales, captarán la atención del pueblo, de los devotos, que pongan en su sitio a cada imagen, a cada patrona, como eje de la ciudad que somos hoy.
Por unas fiestas patronales donde quepan y sumen todos. Por unas fiestas sentidas en el pueblo, como parte de nuestra vida, en ese paso del verano al otoño con el regreso del colegio y de la vida ordinaria a la ciudad tras el intenso calor que aún seguimos padeciendo. Todo siempre por ser nuestro Remedio por Antequera Por Su Amor.