El mes de mayo es un tiempo intenso donde colegios y parroquias viven las celebraciones de las Primeras Comuniones. También es el mes donde siete de las nueve cofradías de Pasión, iniciarán sus procesos electorales.
Para empezar, tras tres años de preparación, niños entre 8 y 10 años han recibido al Señor por primera vez en Cuerpo y Sangre. Hasta ahora, catequistas y profesores han sido los responsables de que se formen y acudan. Ahora, el desarrollo de lo sentido, depende ya de cada uno de ellos y de sus familias.
La religión, la fe, es algo tan libre, que de cada uno de ellos depende que tras la primera, no haya que contar las próximas, porque necesiten vivirla como algo habitual en sus vidas. Si así no lo deciden, se puede caer en ser un teatro o celebrar algo social y no espiritual. La conciencia de los pequeños y de sus familias les ayudarán a establecer qué camino seguir.
Por otro lado, tras Semana Santa, siete de nueve cofradías de Pasión, iniciarán sus procesos electorales donde al menos se espera que cinco de los siete actuales hermanos mayores no repitan. Por un lado están los que llevan dos mandatos y no pueden seguir más. También los que han decidido no repetir. Pero en esta ocasión, se da una circunstancia que hasta ahora no se había producido: el Obispado no dejará que el hermano mayor no tenga la formación requerida, y junto a él, los tenientes hermanos mayores, incluso progresivamente el resto de miembros de la Junta Permanente.
Algo que tiene dos prismas. El primero: la formación. Algo necesario porque tras el paso por los colegios, el adulto no prosigue en su conocimiento y aprendizaje de la fe. Y no es lo mismo el que la vive internamente que el que lo hace dentro de un movimiento como son las cofradías.
Y ahora, tras al menos 20 años avisando que había que formarse en las escuelas de teología, el año pasado, terminó incluso una formación rápida, tipo test, para tener un certificado por el que eres apto para estar al frente de una cofradía o no.
El problema que se presenta es presumiblemente alto. Si no estabas al tanto de esta formación exprés o no te apuntaste hace cuatro años a la escuela de teología, hoy no puedes presentarte en los primeros puestos de una cofradía. ¿Y qué puede pasar? Que actuales hermanos mayores no puedan repetir, que no puedan contar con personas válidas para completar el equipo y se pueda empezar a dar el paso que nadie se presente.
O sea, que se inician unas nuevas oposiciones por las que durante cuatro años tienes que estudiar para luego ver si sacas los puntos, votos, y ser quien dirija una cofradía. A no ser que hayas sido interino y en una prueba rápida, te permitan serlo.
El problema será el cristiano comprometido, que lejos de toda esta nueva normativa, no pueda contribuir, por no saberlo, por no pretenderlo o por no haber permanecido a una sociedad que pidiera todo ello por necesidad.
Dejando a un lado todas estas nuevas normativas, quizá estamos en unos tiempos donde aparte de este curso de obligado cumplimiento, de verdad hubiera una necesidad de una formación continua por los párrocos, donde lo importante no fuera tener el título, sino el convencimiento de ser cristianos que quieren evangelizar y potenciar una devoción por medio de una cofradía. Estamos seguros que en el equilibrio se buscará la solución al nuevo problema que se plantea.