Nos disponemos a celebrar el día del Buen Pastor y la Jornada Mundial de oración por las vocaciones. Hoy queremos ser todos buenas ovejas y buenos pastores. Aún resuenan en nuestros oídos las palabras de nuestro difunto pastor, el Papa Francisco en donde nos invitaba a los sacerdotes como pastores a buscar el “olor a oveja”.
Él hasta el último momento de su vida nos dejó el testimonio del buen pastor que da la vida por sus ovejas. Como nos recordaba el arzobispo de Sevilla, Monseñor José Ángel Sainz Meneses: “La vida del Papa Francisco fue una entrega en totalidad al servicio del Señor y de los hermanos, al servicio de la Iglesia y del mundo. Nos ha dado testimonio de una espiritualidad profunda, de una confianza en Dios firme y sólida. Nos ha enseñado a vivir el Evangelio con fidelidad, con valentía, con un amor preferencial por los más pobres y pequeños, por los descartados de la sociedad”.
Como buen Pastor el papa Francisco supo poner el dedo en la llaga como destaca el arzobispo de Sevilla: “Ha sacudido la conciencia del Occidente rico, para que abra sus puertas a los hermanos que llegan buscando una vida digna”. Con nuestro recuerdo y oración por el eterno descanso del Papa Francisco, leemos el evangelio de este domingo en donde Jesús se manifiesta como Cordero y pastor, capaz de alimentar, de conducir, de dar vida a sus ovejas. Está cercano a las ovejas, las quiere y las defiende. Hoy se destaca este aspecto: “no perecerán” nadie las arrebatará de mi mano”.
Entre las muchas cualidades del buen pastor según el evangelio de Juan se destacan el conocimiento del rebaño, su defensa y su cuidado. No es un conocimiento frío, calculador, más o menos interesado. No las conoce como numero, las conoce en su intimidad, en su más propia identidad. Se trata de un conocimiento amoroso. Y nos detenemos para pensar y aplicar a nuestra vida: “Yo estoy siendo mirado, penetrado, comprendido por el que más me ama. Yo he sido mirado y conocido por el mayor amor. Este amor que viene de Dios me dio la vida y me sostiene”.
Y me pregunto: “¿Qué puedo hacer yo ante tanto misterio de amor? ¿cómo puede ser esto? ¿Qué puedo importar yo, una ovejuela enfermiza, al gran pastor? ¿No tendrá otras ovejas más importantes a quien querer y otros asuntos más importantes en que pensar?. Y Jesús parece responderme que para él, ahora, el asunto más importante y la oveja más interesante soy yo”.
En un mundo en que nos sentimos acobardados y guiados por ideologías que nos alejan de Jesús el buen pastor, el maestro se nos presenta como el pastor que tiene coraje y valentía. Las ovejas se sienten seguras junto él. No temen. Y así como esas ovejas de las que Jesús nos hablan en el evangelio de este domingo, Jesús nos está diciendo a cada uno personalmente: “No temas, si tienes miedo, si te vienes abajo, si te entristeces, si dudas, él te repite: Yo estoy a tu lado, y todo cambia”
El pequeño comentario del evangelio de este domingo lo escribe desde su experiencia misionera un trinitario que lleva más de 35 años por Argentina, Chile y Perú. Y hoy desde una gran parroquia al Sur de Santiago de Chile con la atención a 19 capillas rurales y dos centros penitenciarios, me interpela como para una población de alrededor de 400.000 habitantes en la Provincia de Chillan, solo cuenta con 28 sacerdotes diocesanos, cinco religiosos y ningún seminarista. Ciertamente aquí como en muchos rincones de América Latina, la cosecha es grande y los obreros somos pocos como nos recuerda Jesús. Recemos por esos jóvenes valientes y decididos que anhelan seguir el camino sacerdotal y religioso.