En las fórmulas de toma de posesión de concejales y otros puestos de responsabilidad política, al «Sí juro» tradicional, abierto hoy al «Sí, prometo», el Juez, que era quien tomaba los juramentos, o los delegados gubernativos que correspondiera, solían responder: «Si así lo hacéis, que Antequera (o Dios, o España, etcétera) os lo premie y, si no, que os lo demande». Hoy se ha evitado esa fórmula, como se evitaron tantas cosas, pero creemos que va implícito en el juramento o la promesa: es claro que si cumplen todo lo prometido, si hacen todo lo que se proponen hacer, Antequera se lo tendrá en cuenta a todos los que colaboren en las tareas a que, libremente, se comprometen, por Antequera y los antequeranos.
Y en este sentido, nos encontramos con que hubo coincidencia en los discursos institucionales que pronunciaron los tres cabezas de lista que fueron elegidos por los antequeranos en las elecciones del 22-M: máxima atención al paro y la creación de puestos de trabajo, ayudas a las empresas medianas y pequeñas para lo mismo, atención al día a día de los ciudadanos, protección y desarrollo del Campo, de la Ganadería, de la Cultura, del Turismo. Y hubo unanimidad en reclamar, en los estamentos que corresponda –Diputación, Junta, Gobierno—, lo que es nuestro y a veces nos cuesta más de lo debido. Y esa coincidencia en lo fundamental, es buena… si se llevaba a la práctica. Las «manos tendidas» que ofrecieron todos para trabajar por Antequera, son otra buena señal, siempre y cuando se traten de expresiones, promesas y voluntades hechas con sinceridad y no por formulismos más o menos al uso. Nosotros, que nos preciamos de conocer a quienes intervinieron, apostamos por su sinceridad y buenos propósitos, que es lo que, con urgencia necesita Antequera.
Hay un capítulo que destacamos también, y es el pago de las facturas pendientes a los proveedores, pequeños y medianos empresarios que prestaron sus servicios y los tienen sin cobrar desde hace mucho tiempo. El daño que esa demora les hace es impensable, porque precisamente por ser «pequeños y medianos empresarios», no disponen de grandes fondos y como la banca «cerró el grifo», se encuentran asfixiados, con el peligro de que tengan que despedir personal porque si no cobran, no pueden pagar ni sueldos, ni seguros, ni impuestos, ni «ivas» ni de nada. Por lógica si el Ayuntamiento se compromete a adquirir algo, –y todo lo que adquiera debe llevar el visto bueno del interventor– o a que le hagan un servicio, debe tener con qué responder… en un plazo prudencial y no con las demoras –nos consta que las hay de hace años—que se producen.
En fin, que tienen donde trabajar esos ediles, encabezados por el alcalde, que el otro día estaba felices por poder hacerlo. Lo que no sabemos es cómo se habrán encontrado el motor de todas esas acciones y planes que prometen, que no es otro que el dinero. Y, en este sentido, debe producirse desde el primer día la unión de que todos hablaron, que afecta especialmente a quienes mantengan mejor relación con la Junta o el Gobierno, para recibir ayudas, financiaciones extraordinarias y similares.