Fin de semana intenso el que vivimos entre el Carnaval, el Día de Andalucía y los actos cofrades que se adelantan a la Cuaresma. No es la primera vez que lo escribimos, pero nos gustaría insistir en ello. Respiramos una unión entre las agrupaciones de Carnaval, que ojalá se respirase entre las cofradías. Nos explicamos.
Bien es cierto que el Carnaval está en ebullición en esta nueva época donde las letras, los bailes, los disfraces y sus actuaciones están sembrando el futuro de la fiesta. Cierto es también que las cofradías reúnen a más gente, a más entidades y más siglos de historia. Pero volvemos a respirar más unión de grupo en unos que en otros.
Nuestra consideración la exponemos con el propósito de mejorar. Quienes estuvieron en el Pregón del Carnaval, ¿se percataron del buen rollo entre todos? En los últimos tiempos, cuando se habla de cofradías, ¿se hace más gestos de encuentro o de desencuentro?
El jueves fue el Cartel Oficial. ¿Fueron todas las cofradías a una como sí lo hicieron las agrupaciones de Carnaval al Pregón? ¿Hubo amplias representaciones de las cofradías en el acto y copa posterior, además de la obvia del Socorro y de la Agrupación? Lo desconocemos, pero por eso lo preguntamos. ¿Sintieron todos que es el Cartel que va a representar a Antequera o lo ven como el de la cofradía que alude?
Quizá ¿tantos carteles, pregones, oraciones, quitan su importancia al cartel y pregón oficial? ¿Será uno de los temas a tratar por la nueva Agrupación que surja tras las elecciones en la mayoría de hermandades?
En este año jubilar de la Esperanza, ¿estamos ante una Cuaresma conciliadora, esperanzadora? ¿Los directivos son conscientes de las devociones que tienen sus cofradías?
Estamos seguros que sí, pero puede que a veces, nos nuble lo del dedo que señala la luna. Estamos preparando el Especial de Semana Santa y nos percatamos una vez más de una gran devoción anónima a pie de calle y barrio, a pesar que en la sociedad ya no se respire lo de antes.
Pero nos tememos que en esta Cuaresma, se repita la imagen de la cada vez menor representación de cofradías en los actos y cultos del resto (si estuviera don Antonio Fernández, vería las pocas cofradías que van ya a ellos). O los problemas internos sean la comidilla del día a día en vez del milagro, del gesto, de la acción social, de la devoción, de la oración, de las visitas, del devoto que regresa, del enfermo, del que necesita ayuda.
Puede que las cofradías hoy tengan más medios de realizar mejoras, tronos, cuerpo procesional que años atrás… pero a la hora de salir a la calle, ¿qué pasa en las aceras? En los cultos cuaresmales, ¿se conecta con los cofrades, con los devotos, con los barrios? ¿Se anuncian como es debido? ¿Caemos en el error de un exceso de confianza en las redes sociales?
Ojalá se noten esos cambios que entendemos que hacen falta en las cofradías para que conecten más y mejor con sus devotos y el pueblo. Porque las hermandades no son peñas, ni colectivos, ni sitios donde llegar a ser alguien. Las cofradías tienen que potenciar la fe en sus titulares y estar al servicio de la Iglesia.
Deseamos que así lo piensan y sienten muchos y que este año Jubilar de la Esperanza servirá para conseguirlo. Sería la mejor gracia posible.