Tuve la suerte de oír recitar a María Victoria Atencia en la Casa de la Cultura de Antequera en las Lecturas de Primavera y Otoño en 1992. Fue un verdadero placer oírla y me gustaría enviarle en su noventa cumpleaños la poesía que, tras conocerla, escribí para ella. Muchas felicidades.
Y ser yo misma el canto
de tu voz en la orilla.
Jacarandá frondosa,
María Victoria, amiga.
Ser alga, ser albahaca
de tantas primaveras.
Tan cercanas ¡qué torpes
son a veces los pasos!
Tu voz ha estremecido
la médula del hueso.
Se ha hecho nácar marino
y hierba en la pradera.
Tu voz María Victoria
es como un canto antiguo
que todos conocimos
una vez y olvidamos.