La historia de los pueblos se construye a base de páginas felices, infortunadas, transparentes y lamentables que ponen a la vista de todos hechos luctuosos que dañan la imagen de la población. Hace algunos días en Antequera se daba la noticia de que la Policía Nacional había apresado a un grupo de cinco personas dedicadas a la venta de drogas. Esta información por repetida y extendida no deja de ser un punto negro en el devenir de una ciudad que es casi imposible de erradicar.
A los que vivimos aquí no nos gusta ver el nombre de la ciudad en los asuntos delectivos aún cuando hayan servido de captura a un grupo largamente vigilado. Algo retirada del foco de las apariencias, Antequera no es tranquila. Hay mucho movimiento, hierve la ciudad para bien. El Hospital está mejor que hace unos años, aunque lo discutan algunos políticos que observan cómo sus aspiraciones tienen las alas muy cortas. Sin olvidar que nos estamos convirtiendo en un enclave decisivo para atraer importantes empresas: el amplio abanico de actividades culturales donde hay cabida para todos; la mejora de calles y el engrandecimiento de los espacios públicos.Desde el Capitán Moreno hasta el último traslado que va a presidir en los Patos. Todo añade belleza a una ciudad que ya de por sí no la necesitaba.
Pero la hermosura de Antequera no se ve, está en el corazón de todos y cada uno de sus vecinos. La solidaridad adquiere un nombre propio, llega a todos los rincones a través de varias vías de comunicación siempre abiertas. Y cuando no es suficiente se buscan otras nuevas. Los Padres Trinitarios y un grupo de simpatizantes, para poder sufragar una parte de los gastos ocasionados por la pintura de la Iglesia, rifan a través de la ONCE una magnífca cesta de productos andaluces. A dos euros la papeleta y se puede adquirir en la Iglesia, algunos comercios y voluntarios esparcidos por todas las calles. Merece la pena.
Estas son las páginas que resaltan la historia de Antequera. Siempre debe haber algo más allá que la belleza externa del patrimonio acumulado de los siglos, no sea lo único que se pueda contemplar. Sumando la valentía y esfuerzo de sus gentes, esta ciudad se convierte en el lugar ideal para vivir.
