Un año hace que, en este semanario, tuve el placer de escribir de usted. Pocos lo leerían, pero dije, a propósito de su victoria frente a Susana Díaz, que: Ahora nos toca esperar y ver. Se hace difícil pensar que el nuevo secretario no caiga en las garras de la izquierda más radical a la que él mismo ha aplaudido. Su objetivo no va a ser Rajoy o Pablo Iglesias. Para Pedro el único destino es ocupar la Moncloa y para ello urdirá cuanto necesite y en el momento que sea. Aquel augurio se ha cumplido, y gratis no le ha salido ni le va a salir.
Gentes de ETA, separatistas, proetarras e independentistas le han apoyado para desbancar a Rajoy y han conseguido que usted se convierta en el presidente de mi país. Espero sea capaz de mantenerlo unido. Pero, créame, miedo me da. España va a estar gobernada, por la anti España. Algo insólito para un país que va a digerir sus primeros compases con entusiasmo, pues otro de sus logros ha sido triunfar con ración de fútbol diario durante algo más de un mes para los españoles.
En política es difícil toparse con la coherencia. Nos quedaban los pactos y hasta eso, usted lo ha violado. Los vascos, que se habían llevado una buena tajada para su País, han dado una puñalada por la espalda a Rajoy y han permitido que usted alcance su sueño. Un sueño hecho realidad sin crucifijo ni Biblia, a pesar de que usted estudió en el Real Colegio Universitario María Cristina de Madrid, que bien tutelan los agustinos. ¿Se ha vuelto su señoría ateo? No se lo tengo que recordar, pero nadie entrega euros a cambio de céntimos.
Las peticiones que le esperan van a ser de gran calado. Usted se ha rodeado de un equipo al mejor estilo DreamTeam: relativamente joven, europeístas y con idiomas, primeros espadas en su profesión para desempeñar las carteras ministeriales. Además ha dado el mayor golpe de efecto que a diario esperan los españoles: poner a las mujeres en primer plano. Usted no ha conseguido un gobierno paritario, sino que ha convertido a las mujeres en sus diosas.
Excelentísimo señor don Pedro Sánchez, como decía Rajoy, le deseo lo mejor para el bien de usted y de todos los que nos consideramos españoles. Temo que aquellos que le han votado no abandonen las andas de un trono en el que va subido sabiendo que son sus enemigos los que lo están paseando pero no están dispuestos a experimentar sufrimientos. Suerte.