Continuamos esta semana con la historia del IV Conde de la Camorra, Luis María Pareja Obregón.Las actuaciones públicas del IV Conde de la Camorra, Luis Pareja, a favor de las clases más humildes y en pro de las nuevas ideas liberales y del constitucionalismo dejan entrever su ideología política, incluso en esta nueva época, marcadamente absolutista y peligrosa para su persona. Tras los sucesos de mayo de 1814, continúa buscando y exigiendo que la justicia que dimanaba de la constitución de 1812, se aplicara a los hechos cotidianos de la vida. Admitía los cambios producidos a regañadientes y se oponía a ellos en la forma que era posible.
Arengar al público desde las Casas Consistoriales como lo hizo, instantes después de reponerse el nuevo ayuntamiento absolutista pudo resultarle bastante comprometido y perjudicial.
Además, criticar públicamente el sistema de “purificación” de los oficiales de la Milicia y de ciertos personajes, debió ocasionarle no pocos problemas, pues la purificación era un expediente administrativo que debían cumplir y salvar las autoridades y empleados públicos para acreditar que no habían abrazado las ideas liberales por voluntad propia sino que habían sido forzados a ello y que en realidad eran leales a Fernando VII y al absolutismo.A raíz de estos hechos y durante la época absolutista posterior a 1814, la actividad pública de Luis María desaparece y no es hasta el treinta y uno de diciembre de 1819, cuando vuelve a la vida pública al ser nombrado Síndico personero, pero solicita ser excusado por su mala salud e incompatibilidad con el cargo que ocupa, a su vez, de vocal de la Junta de Propietarios recién creada. El pleno del ayuntamiento dice no ser autoridad para excluirlo y lo pasa a informe jurídico. El tres de marzo de 1820 la exoneración del cargo de síndico del Conde de la Camorra es estimada y se elige como tal al Conde de Colchado.
Luis María Pareja Obregón, alcalde en dos ocasiones durante el Trienio Liberal
El día uno de enero de 1820 se producía el levantamiento de Riego en unión de las tropas estacionadas en la población de Cabezas de San Juan, Sevilla, que iban a ser embarcadas para sofocar las intentonas independentistas en América. Esta rebelión junto a otras revueltas liberales que se produjeron a continuación en todo el país, forzaron al monarca a proclamar de nuevo la Constitución de 1812.
En nuestra ciudad, el veintisiete de marzo de 1820, se celebraron elecciones dando inicio por las autoridades electas al primer gobierno municipal del llamado Trienio Liberal. Se constituyó el nuevo ayuntamiento constitucional y resultó elegido Alcalde, el Conde de la Camorra, Luis María Pareja Obregón y Rojas.
Una de las primeras medidas que tomó, en fecha veintiocho de marzo de 1820, fue el nombramiento de los nuevos Alcaldes de Barrio de las cuatro parroquias de la ciudad, (San Juan, Santa María, San Sebastián y San Pedro). Los alcaldes de barrio desarrollaban múltiples funciones públicas, entre ellas y como principal las de policía en sus respectivos barrios.El uno de abril de 1820 por las autoridades provinciales se solicitó informe de la conducta de Rafael de Riego, sus oficiales y tropas durante su estancia en esta ciudad en su periplo revolucionario por Andalucía y se contestó por el ayuntamiento dirigido por el Conde Luis María, que la conducta de Riego fue “la más política, arreglada y conforme a los loables sentimientos de honor y humanidad que acreditó en su trato y manejo con las autoridades y con el resto de los ciudadanos”. El Conde, abrazaba la iniciativa e ideario de Riego y tapaba con esos elogios oficiales incluso algunos de los excesos que pudieran haber cometido las tropas al mando de este militar mientras permanecieron en Antequera.
Luis María Pareja, continúa como alcalde hasta finales del año de 1820 en que cesa (la duración del cargo era de un año) pero poco antes de finalizar el Trienio Liberal, el 1 de enero de 1823 es elegido por segunda vez Alcalde Presidente y de nuevo una de las primeras medidas que toma es el nombramiento de los Alcaldes de Barrio en las Parroquias (ya seis) de San Juan, Santa María, San Miguel, San Sebastián, San Pedro y Santiago. En total se nombran a veintidós Alcaldes de Barrio.
En julio de 1823, Luis María Pareja vuelve a solicitar al jefe político provincial que se le eximiera del cargo de Alcalde en razón a las dolencias que padecía, petición que ya había comunicado en mayo y que le había sido denegada.
No sabemos si el Conde se encontraba realmente enfermo o preveía el movimiento político que se avecinaba y trataba de desmarcarse de la situación política que a todas luces le sería adversa. Causa baja en sus funciones por enfermedad y le sustituye en la presidencia del cabildo durante su convalecencia el Alcalde segundo, Francisco Rodríguez Contreras. El trienio liberal estaba a punto de fenecer y el advenimiento de la Década Ominosa era un hecho en ciernes.
Década Absolutista
El Trienio Liberal finaliza con una nueva invasión de España por parte de Francia con los llamados Cien mil Hijos de San Luis para reponer nuevamente como monarca absoluto a Fernando VII, que había sido obligado a jurar la Constitución de 1812 al inicio del Trienio Liberal. Finalizado este trienio liberal se derogó de nuevo la Constitución de Cádiz, se volvió a la persecución de las ideas más progresistas y a implantar las del Antiguo Régimen.
En Antequera, el día veintinueve de julio de 1823, finalizado el Trienio, se reunió el Ayuntamiento en las Casas Consistoriales del Coso San Francisco (denominada durante el periodo liberal, Plaza de la Constitución), presidiéndolo Francisco Rodríguez Contreras, Alcalde segundo, con asistencia de Antonio Durán, regidor del Ayuntamiento, Cristóbal Ruiz Morón, presbítero canónigo de esta santa iglesia colegial y otros componentes de la Junta de Seguridad Pública que se había constituido en esos momentos.
En el transcurso del acto se leyó un oficio dirigido a la Junta de Seguridad, en nombre del Coronel Jefe de la Columna de Lucena, por parte de los Comandantes de las partidas realistas armadas, el capitán Antonio Carrasco, Francisco de Roa y Rodríguez de Tordesillas y José Cabello, como segundo del capitán Miguel Rodríguez, conocido como “el del Borge”, en el que exponían que habiendo hecho todos su entrada en esta ciudad en el día de ayer al mando de los leales, solo les restaba poner en ejecución lo ordenado por la Regencia de SM, en fecha doce de junio.
Así, en nombre del Rey nuestro señor y en su virtud, se ordenaba se repusiera el Ayuntamiento que regía en la ciudad el siete de marzo de 1820, antes de la revolución liberal, encomendando a la Junta de Seguridad tan interesante negocio.
La Junta acordó convocar al Marqués de Fuente Piedra Diego Vicente Casasola para que regentase la jurisdicción y presidiera el ayuntamiento y se nombró a nuevos regidores adictos al régimen instaurado.
El alcalde hasta entonces, por enfermedad del Conde de la Camorra, Francisco Rodríguez Contreras se retiró del ayuntamiento y tomó posesión en su lugar el día veintinueve de julio, Diego Vicente Casasola, Marqués de Fuentepiedra, con el cargo de Corregidor Regente.
El nuevo ayuntamiento, en unión de los individuos de la expresada Junta de Seguridad, acordó suministrar a las tropas de la Columna volante de Lucena antes referida y a los capitanes de las partidas realistas Antonio Carrasco, Francisco de Roa y Miguel Rodríguez, las raciones de alimentos que solicitaban para los componentes de las mismas.
El Conde de la Camorra Luis María Pareja, con posterioridad a la sucesión de estos hechos, los denunció públicamente en la Chancillería de Granada. Esta denuncia fue explicitada, tras comunicación de las Chancillería, en el cabildo celebrado el dos de octubre y en ella se decía, que el Conde la Camorra Luis Pareja había manifestado: “que se habían reunido varias personas de esta ciudad acaudilladas por José Cabello y José de Vílchez y habían depuesto al ayuntamiento con el objeto de cometer excesos en las casas y personas, sin cuidar de reponer el ayuntamiento del año 1820, como debía ejecutarse con arreglo a los decretos vigentes”.
Vemos que una vez más el Conde, asume la realidad de los hechos y los acepta forzado por las circunstancias, pero trata de poner coto a los abusos que él cree cometidos y acude a quien solo puede acudir, a la justicia, oponiéndose en esta forma a las intenciones absolutistas de los cabecillas Cabello y Vílchez, a quienes acusa además de excederse en los objetivos que el nuevo régimen quería imponer. Los nuevos componentes del ayuntamiento, contrarios ideológicamente al Conde, contraatacaron manifestando que eran falsos los hechos denunciados por Luis María Pareja, a quien acusaron a su vez de crímenes, castigos excesivos, etcétera, y como mal mayor, ser adicto al sistema constitucional.
Los siguientes diez años de gobierno absoluto en la nación y en nuestra ciudad, la Década Ominosa, transcurren sin que haya noticias de nuevas actuaciones públicas de Luis María Pareja.