Continuamos esta semana con la historia del IV Conde de la Camorra, Luis María Pareja Obregón.En octubre de 1841 vuelven a producirse hechos gravísimos en España materializados por la conjura de los generales O´Donell, Narváez y otros afines a la Reina Gobernadora María Cristina que exiliada en Francia, conspiraba contra el gobierno. Estos graves hechos finalizaron en el pronunciamiento de O´Donell con su intento de sublevar Pamplona, hecho al que se unió el general Diego de León con el asalto al Palacio Real para secuestrar a la Reina niña Isabel y a su hermana Luisa Fernanda, ambas bajo tutela del Regente, el general Espartero.
El pronunciamiento fracasa y el general Diego de León tras ser enjuiciado, fue condenado y fusilado a pesar de las reiteradas peticiones de clemencia solicitadas a Espartero.
En nuestra ciudad, el Conde de la Camorra, en nombre del ayuntamiento y de Antequera, critica públicamente el fallido pronunciamiento moderado y apoya al general Espartero mediante escrito publicado en la Gaceta Oficial el 25 de octubre de 1841, que en síntesis dice:
“Convencido este ayuntamiento que el primer y principal cargo de que está constituido es el de llenar asidua y exactamente el círculo de deberes que para con sus ciudadanos le impone la Constitución y las leyes, apenas ha tenido tiempo, como en el día ha sucedido, dedicado al llamamiento de soldados para el reemplazo del ejército, de acudir a aquellas felicitaciones que por sucesos prósperos otros muchos no han escaseado; pero no así en las grandes crisis políticas de que depende la conservación de nuestra Constitución, independencia y Reina. Prueba de ello es la de que apenas llegó la noticia del glorioso pronunciamiento hecho en Madrid el 1 de septiembre de 1840, no aguardó ni a la capital de estos reinos ni a la de su provincia para secundarlo. Ahora al ver las rebeliones militares en Pamplona (…) y el atroz atentado cometido en la noche del siete del actual en el palacio de nuestros Reyes, en la mansión de la inocente Isabel, no quiere permanecer en silencio, sino dirigirse a V.A. pidiéndole sostenga en adelante con la firmeza que lo ha ejecutado tan caros objetos y si de subsidios y leyes nuevas necesitase, convoque Cortes, que las encontrará prontas a contribuir a la salvación de la patria…”.
Días después el Regente, general Espartero, contesta al ayuntamiento antequerano, dándole las gracias por su explícito apoyo.
A finales de año, el día cinco de diciembre de 1841, se celebran nuevas elecciones y es elegido alcalde de nuestra ciudad, Diego María Carrasco y Camón, que toma posesión a primeros de enero siguiente con los nuevos concejales, entre los que se encuentra otro miembro de la Casa Camorra, Ramón Pareja Obregón y Rojas, hermano del Conde.
En esta ocasión, Luis María Pareja Obregón, que asiste a la constitución del nuevo Consistorio como Alcalde cesante, presenta ante el mismo una memoria de las obras públicas y de ornato ejecutadas durante su mandato en el año 1841.
Obras públicas ejecutadas
Se incluye entre ellas al nuevo cementerio y en relación al mismo se dice que se ha circunvalado su perímetro y aunque faltan en la cerca unas tres cuartas de altura, puede evitarse de esta forma la entrada de animales dañinos. También se dice que se ha cerrado el recinto y colocado una cancela de hierro, adornándose la fachada con pirámides de piedra jaspe de exquisito gusto.
Con respecto a las fuentes públicas, se constata la adquisición en propiedad y colocación en la plaza de San Sebastián de la preciosa fuente que pertenecía al Convento de San Agustín, remodelando y haciendo nueva la cañería hasta la plaza de Santo Domingo donde recibe aguas del manantial del Duranguillo. Se resalta con ello que se “mejora el surtido de aguas y el ornato de la ciudad, al tiempo que se conserva una fuente de mérito por la diversidad de medios puntos y filetes que presenta cada uno de sus frentes y se resalta la belleza de su arquitectura”.
Se coloca otra fuente en calle la Tercia y se reparan muchas cañerías lo que redunda en la abundancia del surtido de agua al municipio, a pesar de haberla suministrado por muchos meses, según se hace constar, no solo a la población de la ciudad sino a más de 600 caballos pertenecientes a las tropas acantonadas en la misma.
Con respecto a los cuarteles para albergue del ejército, se manifiesta que este pueblo que carecía de ellos y que debía costear grandes gastos de alojamiento de tropas, tiene ahora dos, uno en el suprimido Convento de la Trinidad y otro en la Cárcel Nacional, los dos propiedad del ayuntamiento habilitados para caballería, el primero con 122 pesebres y el segundo con 74.
Añade el informe que los salones de la planta alta de la cárcel están habilitados para 600 soldados. (No se especifica ubicación de la cárcel).
Se dice haber empedrado la mayoría de las calles céntricas: Carreteros, Lucena, Rodaljarros, Cantareros, Laguna, Tercia, Alameda, etcétera y de haberse concluido el arreglo del camino desde la Puerta de Estepa a la Cruz Blanca. Se ha mejorado el edificio de las Casas Consistoriales en Plaza de la Constitución y se han hecho proposiciones de mejoras en el Hospital, Casa de maternidad, asilo de pobres, colegio de niñas huérfanas, etcétera.En la reunión del cabildo del día trece de enero de 1842 se consensua un escrito-informe sobre la Milicia Nacional a quien se define como Cuerpo defensor de la libertad, el orden y el trono, de sus necesidades financieras, arbitrios para financiarla etcétera y se pública un bando de buen gobierno para la población y municipio, que contaba en esas fechas con 17.347 almas.
Compañía de bomberos
El día veinte de junio de 1842, el sindico José González Berdún presentó una moción para la creación de una Compañía de Bomberos en esta ciudad. El ayuntamiento aceptó la proposición y dictó las medidas que debían reunir los miembros de esa compañía. Se acordó también que una vez formados sus jefes, sargentos y cabos, se alistaría al personal adecuado para formar la compañía, entre los albañiles, carpinteros y otros trabajadores de la población que con alguna especialidad y conocimiento pudieran contribuir eficazmente al desarrollo y cumplimiento de la misión de la misma.
El día 22 de agosto debió ocurrir algún enfrentamiento grave entre militares y miembros de la Milicia. Así en el pleno del día 25, la Corporación Municipal manifestó no desconocer los tristes hechos ocurridos en la noche del 22 de los corrientes entre componentes de la Milicia y el Regimiento de caballería del Rey, y para evitar su repetición acordó declarar urgente dicho asunto ordenando la nueva calificación de todos los individuos que componían la Milicia Nacional de Infantería, estudiando conducta y antecedentes de los integrantes con el objeto de excluir aquellos que no fueran dignos de portar las armas que les confía la Patria para defender las libertades y la seguridad.
Se acuerda separar de la Milicia a todos aquellos que hubieran resultado ser autores, cómplices o encubridores de los sucesos ocurridos y se clasifica a todos sus componentes mediante votación secreta, expulsando a diversos integrantes.
Partida de Persecución
La seguridad en el término municipal, como ya hemos visto con anterioridad, era muy deficiente en la época y el diecinueve de septiembre de 1842 se estudió en el pleno municipal una petición firmada por el Marqués de de la Vega, el Conde de Cartaojal, el Marqués de Cela, el Conde de Castillejo, Francisco de Aguirre y Urbina y Vicente Robledo, solicitando la creación de una partida de persecución de seis u ocho individuos al mando del miliciano Andrés García Mancebo, para perseguir a los malhechores, dada la cantidad de robos y secuestros que se producen.
El ayuntamiento acepta, pero acuerda que paguen los peticionarios los gastos que conlleve el funcionamiento de dicha partida, hasta tanto se resuelva otra cosa con bases más solidas.
Se constituye la partida pero días después los peticionarios manifiestan, que aunque es de mucho interés para la seguridad pública, el funcionamiento de esa partida durará poco por las escasas personas que la financian. Ante este hecho, se reúne el cabildo extraordinariamente con los mayores hacendados y se propone crear una comisión, entre cuyos integrantes se encuentra el Conde de la Camorra Luis María Pareja Obregón, para estudiar el tema.
En ese mismo plenario se ve y estudia la diligencia de remate practicada para proveer de alumbrado a la ciudad, habiéndose designado para su puesta en funcionamiento al empresario Juan Antonio Betes, quien debía construir cien faroles, sus pescantes, escaleras, chuzos para los serenos que debían encender la iluminaria cada noche y mantenerla etcétera; por valor de 27.000 reales, al tiempo que se solicitaba permiso a la Diputación para que el pueblo pudiese disfrutar de alumbrado público.
Informe de Comisión sobre malhechores
En octubre de 1842, una vez finalizado el informe de la Comisión formada para estudiar las razones que pudieran fundamentar o no la creación de forma permanente de la solicitada partida de persecución de malhechores, se reunió el ayuntamiento para someterlo a acuerdo y en el pleno se expuso el mismo. En dicho informe se hace una descripción interesante y rigurosa de lo que ocurre en la comarca antequerana respecto a las elevadas cotas de inseguridad que la lleva muchos años atenazando.
Se describe en él, el modus operandi de los malhechores, la impunidad de la que gozan, la complicidad de guardas privados y algunos propietarios en la ejecución de determinados delitos, etcétera. Informe que dada la rigurosidad y gravedad con que analiza la situación, merece la pena transcribirlo, al menos de forma resumida, pero eso lo trataremos en el próximo capítulo.