¡Qué ganitas tenía de septiembre! Y no es por lo que muchos padres piensan, sino porque no soy de verano, prefiero el sonido de la hoja rota al pisar o la tensión en la piel al sentir el viento frío.
El verano no ha dado para mucho, como siempre, lo espera todo el mundo con ganas, pero se escapa tan rápido como la arena que cogemos en la playa con nuestras manos. No hay grandes ideas que vengan a mi mente en esta época, más bien lo contrario, pero debo dejar salir a las importantes.
Debo dejar por escrito la lucha de la iraní Darya Safai que en su empeño por lograr que las mujeres de su país puedan entrar en un estadio deportivo, mostró en mitad de los Juegos Olímpicos, donde no están permitida ninguna propaganda política, religiosa o racial, una pancarta con el lema: ‘Dejen entrar a las mujeres iraníes a sus estadios’. No la retiraron, algo que aplaudo, porque es necesario gritar y lanzar esa queja a toda la comunidad internacional ante lo absurdo de su prohibición.
A esto le añado que hace pocos días pude ver por fin una película que tenía esperando un hueco, ‘Sufragistas’. No puedo sentir más que dolor ante lo que narra este filme con una tensión y frialdad que no caen, para nada, en presión ni amarillismo.
Uno aquellas protestas de las mujeres británicas en 1912 por la lucha para obtener el voto femenino a la lucha de Darya Safai, ninguna es igual. A principios del siglo XX la mujer era inferior al hombre, y hoy en el año 2016, al menos en este caso, piensan igual, ¿por qué lo permitimos?