Siempre tú, Andalucía. Aún sin lluvia eres tú, mi Andalucía. Esta vez, mi corta visita se ha limitado a Antequera y a Granada con tiempo –no mucho– para sentir algo en algunos lugares que llevo tan profundamente arraigados. Mi Antequera de siempre me ha acompañada sin apenas lluvia; hoy, domingo 16 de octubre, cubierta de un cielo plomizo, con nubes que dejaron caer algunas gotas. Ayer, nada, pero el buen tiempo me permitió ir a pie en busca de algunos rincones desde los que se veía la Peña. Y los encontré. Y la Peña, roca viva, recuerdo y símbolo de muchas cosas, me esperaba quieta y tranquila como siempre. Parecía estar pendiente de mí y dispuesta a escuchar lo que yo quisiera contarle. Ella,con su expresivo silencio de siempre, parecía insinuarme una vez más: nada pasa por azar; las cosas pasan porque tienen que pasar; Dios las pone en nuestro camino; no las ignoremos; prestémosles toda la atención; son cosas de Él…
Volví andando pensativo; pasé por lugares en los que la gente de aquellos barrios seguía haciendo su vida, y recorrí algunas calles de Antequera, cruzándome con algunos desconocidos que me saludaban; acaso me conocían a través de los medios de comunicación del momento. Hoy empezó a “chispear”, término éste muy antequerano que se refiere a la caída de pequeñas gotas de lluvia, y me compré un pequeño paraguas que no he llegado a utilizar; la señora que hacía la cola en la tienda de mis amigos marroquíes me saludó cariñosamente porque me “había visto en la televisión”. Se lo agradecí.
Continué mi paseo, ya acompañado de mi paraguas y de mis pensamientos. Fui callejeando hasta acercarme al punto de encuentro con el profesor José Luis Vilchez que venía a buscarme, junto con Sacri –su mujer– desde Granada. Comimos en Arte de Cozina, y salimos para Granada. De esta forma terminaba mi corta estancia en Antequera, cuyo objeto fue asistir el viernes 14 de octubre a la ceremonia de ingreso en la Academia de la Dra. María Luisa Alcaide. Fue un acto emotivo y tanto María Luisa –mi hija– en su conferencia como yo en mi laudatio, hicimos bien lo que sabemos hacer. Mi laudatio me recordó otros laudatios, y recurrí –cómo no– a hablar de María Luisa para explicar un poco su trayectoria desde niña hasta la especialista en enfermedades infecciosa de hoy. ¡Gran día!
El mismo domingo salí para Granada; me llevó José Luis Vilchez a su casa; allí me encuentro a gusto, e independiente para estudiar y preparar mis actividades científicas. Tengo la experiencia de que cuando preparo mis conferencias científicas en esa casa, todo sale bien. Allí, aquella tarde-noche dominguera, di el último toque a mi intervención del lunes 17 de octubre en la Facultad de Farmacia de “mi” universidad; había llegado –como siempre– de la mano del profesor José Luis Vilchez e invitado esta vez por la profesora Adolfina Ruiz, organizadora del “Máster Universitario en Investigación, Desarrollo, Control e Innovación de Medicamentos”, a pronunciar la conferencia inaugural de dicho Máster. El título de la misma fue: “Bioquímica y Biología Molecular, pilares básicos en el diseño e investigación de nuevos fármacos”. La jornada fue inolvidable; estuve muy bien arropado por el decano de la Facultad de Farmacia y por varias profesoras que se deshicieron para convertir ese lunes 17 en un día que quedará siempre en mi recuerdo; nunca olvidaré la presentación que hizo de mí la profesora Ana del Moral, ni las visitas culturales a los rincones históricos de la Facultad (museo de Farmacia y Oficina antigua de farmacia) y al Carmen de la Victoria, con comida incluida.
El miércoles 19 volví a Antequera, conducido –una vez más– por el profesor Vilchez, para preparar el acto de presentación de mi libro FLORES, FRAGANCIAS E ILUSIONES que tendría lugar el jueves 20 de octubre a las 19,30 horas en la Academia de Nobles Artes de Antequera. Estuve acompañado esta vez por varios amigos académicos y por mi amigo venezolano, el doctor David A. Malavé quien, con su esposa Artemis, se ha introducido en el mundo editorial español con su Editorial KALATHOS, a base de rigor, prestigio y buen hacer; lo he podido comprobar con las bellas ediciones de mis libros PINCELADAS,y FLORES, FRAGANCIAS E ILUSIONES. Este último libro, del que firmé ejemplares el pasado 9 de junio en la FIL (Feria Internacional del Libro) de Madrid, ha sido el objeto de esta reunión en la Academia. Quise hacer esta presentación en Antequera por ser yo antequerano y por ser Antequera el lugar desde el que muy pequeño empecé a apreciar los aromas de esas florecitas tan pequeñas. En esa Antequera en la que di mis primeros pasos es donde quise hacer la presentación de mi libro y recurrí a Sor Piedad Ríos para que fuera mi presentadora; debo decir que la presentación me pareció más densa y brillante que el propio librito. No pudo estar con nosotros el hermano Diego de la Salle, por encontrarse afectado de una infección pasajera. Si estuve acompañado por mis muy buenos amigos de siempre -no todos-académicos y no académicos. Y la tarde transcurrió llena de emociones, recuerdos e ilusiones…
¿Cómo resumir esta corta estancia entre Antequera y Granada, tan llena de actividades culturales? Quizá todos los secretos y todas las emociones los ha acumulado la Peña; sí, la Peña se ha convertido una vez más en el centro. No sólo fui a visitarla ese sábado día 15; rocé su base al pasar dos veces por su cercanía en mi viaje de ida y vuelta en coche a Granada, los días 16 y 19. La encontré muy seca y con ganas de lluvia, pero estaba tan comprensiva como siempre. La volví a contemplar desde distintos ángulos en la visita que hice la mañana del 20 al Museo y al sitio de los Dólmenes con mis amigos David y Artemis: seguía en su sitio, quieta, callada, comprensiva y convencida de que todo iba a salir bien aquella tarde del jueves 20. Y, todo salió bien; así se lo dije el día 21, esta vez algo más lejos, desde el coche, en mi viaje hacia Madrid, vía Córdoba.
