El evangelio de hoy cuenta que se han unido dos grupos opuestos: el de los piadosos –los fariseos–, con el de los políticos –los herodianos–. Unión con un sólo interés: comprometer a Jesús. Por lo que le enviaron unos discípulos a decirle: Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias.
¡Qué gran alabanza! Es la alabanza más grande que, como hombre, se hace en vida de Jesús, y la dicen los que están tendiéndole una trampa. Por eso añaden: Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar el impuesto al Cesar o no?
La pregunta tiene dos intenciones: comienza siendo una pregunta teórica, ¿es lícito pagar el impuesto?, para convertirse en una económica: ¿pagamos o no pagamos? Está muy bien pensada. Y como le han dicho que es sincero y que enseña conforme a la verdad, esperan una respuesta. Es entonces cuando aparece el realismo de Jesús. Jesús sabe que la adulación ha sido un pretexto. Y como realmente es sincero y no le mueven las apariencias, se atreve a decirles: ¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis? Y les está diciendo: vuestra actuación es hija de la mentira, por eso os llamo hipócritas.
Pero como la pregunta es importante, añade: -Enseñadme la moneda del impuesto.Ellos, a pesar de haber sido llamados hipócritas, ante la expectativa de la respuesta buscan un denario, pues piensan: si dice que no es lícito pagar el tributo, se va a situar en contra del poder político, con lo que se creará serios enemigos; y si responde que hay que pagar el tributo, se va a enfrentar a la fe de Israel, que no admite otra soberanía que la de Yahvé, y el pueblo se pondrá en su contra. Jesús debió echarle cachaza al asunto. Hasta sonreiría con dolor.
Imagino que se quedaría mirándolos con paciencia mientras ellos le mostraban el denario. ¿De quién es esta cara y esta inscripción?, preguntó. Y les estaba diciendo: ¿Es esta la moneda del impuesto? ¿Una moneda romana? Entonces si utilizáis la moneda de los romanos es que habéis aceptado su régimen. ¿A qué viene ahora vuestra queja? Y añadió: pues dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Sentencia que se ha hecho popular y se ha repetido a lo largo de todos los tiempos. A veces, se mal interpreta, pues algunos quieren que su significado sea: “Dad culto a Dios en la vida privada y dejad los asuntos de este mundo a los políticos”.
Pero lo que Jesús está diciendo es: no manipuléis el nombre de Dios, como las monedas del Cesar. Porque podemos desfigurar su imagen ante los hombres. Por eso les está diciendo: dejad que Dios sea Dios en vosotros y en los demás. He ahí vuestra tarea: “Dad a Dios lo que es de Dios”. Para que vuestro amor y adoración a Dios esté por encima de todas las cosas, hasta el punto que os ayude a cumplir vuestros deberes sociales.
Que vuestra adoración y amor a Dios impregne vuestras tareas y conflictos.Dad a Dios lo que es de Dios: caminad en la verdad, justicia y santidad, que desembocan en el amor y misericordia que es lo que Dios quiere. Una ocasión, para manifestar que así vivimos, es no olvidar y ayudar a la Iglesia misionera, hoy, Jornada del DOMUND.