El miércoles día 19, un mapa del globo terrestre nos vino a confirmar lo que está ocurriendo y no queremos ver. En el polo norte se habían registrado diecisiete grados más de su “normalidad”, ya de por sí, menos helado y compacto. Se resquebraja la masa polar y seguimos poniendo en duda el calentamiento global.
Y tenemos que cambiar, adaptarnos a lo que se nos viene encima. Así que no se puede entender cómo el edil de Ciudadanos de nuestra ciudad se preocupa por la instalación de un parque fotovoltaico en la zona de Cartaojal. El sol es la energía que tenemos gratis y podemos transformarla en riqueza. No ocurre lo mismo que con el agua. Este es un bien limitado, que además en algunos pueblos de Málaga se desperdicia de manera considerable porque la conducción tiene deficiencias en la red. El agua escasea y los cultivos lamentan la sequedad del suelo. Las lluvias no se dignan asomar por aquí y la bella Laguna de Fuente de Piedra está irreconocible.
Buscar soluciones no significa que el Ayuntamiento deje abandonados a sus vecinos. Sabe de las necesidades de todos y ojalá se pudieran construir muchos parques fotovoltaicos que nos dieran independencia en la electricidad. ¿Qué es la incertidumbre que tanto manifiesta el concejal? ¿Tanto miedo le tenemos al progreso? Los países europeos que no tienen nuestro sol se nos están adelantando. Así nos quedaremos, empanados entre la punta final de Europa y el avasallamiento de Marruecos queriendo ser cada día más europeo.
No hay tantos espacios disponibles. La Vega no se puede tocar, forma parte del espacio verde que urge respetar. Se requiere mucho trabajo para la instalación de una planta. Hay que llegar acuerdo entre propietarios de fincas para iniciar el estudio del terreno que puede dilatarse en el tiempo.
Hace unas décadas, Almería cambió su precioso paisaje por hierros y plásticos. Pasó de ser la última provincia de Andalucía, a buscar un lugar en el mundo, concretamente en Europa, donde exporta la mayor parte de su producción. Se levantó de su ruina y nunca se ha arrepentido por ello.
Nos queda seguir siendo catetos o ponernos la pila y abrazarnos al progreso que será la manera de que nuestras próximas generaciones se queden en nuestra tierra.