Dicen los entendidos que la cuota de pantalla fue de 9,5 por ciento, lo que da suficiente muestra de la desgana y falta de interés de la ciudadanía. Servidora lo siguió entero con comentarios incluidos. No ganó ninguno de los dos. Perdimos las mujeres. ¡Ya está bien señora Valenciano de meterse con la libertad de las mujeres! No somos tontas y gozamos plenamente del espacio libre que da el sistema democrático, seamos hombres o mujeres. No luche por mí, me valgo sola para luchar por mis ideales, y si en el camino tropiezo con algún tipo de coerción, tengo que bandearme con la suficiente cautela para no herir la sensibilidad de quienes están frente a mí. Toda libertad tiene límite y eso se nos está olvidando. Así que guarde sus discurso para sus mujeres, que las de la derecha a las que usted tanto desprecia, lo tenemos más que superado.
La puesta en escena muy encorsetada. Tanta preparación y exigencia quita naturalidad, como le ocurrió a Arias Cañete, que parecía estar dentro de una camisa de fuerza. Perdió su brillantez habitual y sus gestos expresivos. Su contrincante iba de chica mona del PP, con peluquería y color incluido. Pero se le olvido el curriculum en casa, quizá lo tenga extraviado porque desde que echó los dientes y balbuceaba las primeras palabras, atendía los teléfonos en la sede socialista.
Así que uno habló de herencia recibida que hay para entretenerse; y la otra de lo mala que es la derecha porque está tratando de paliar la crisis que originó la izquierda y el sistema, pero los televisivos no aprendimos nada nuevo. Sabemos poco de Europa, ¡menos mal! que Ramón Tamames nos contó algunos logros como el Banco Europeo que funcionará dentro de pocos años, y también las dificultades a que nos hemos de enfrentar. El tema de Ucrania es europeo. Con pros y contras convino en la necesidad de luchar por Europa. La globalización borra a los pequeños de los mapas. Del tema de la corrupción, nada de nada, ambos mostraron una amnesia grave y para los votantes muy preocupante.