La gala de los premios de la cinematografía española, “Los Goya”, tuvo su mejor celebración en clave de humor, desde que se instauraron en 1987. No se equivoquen, no era gracias a la forzada presentación de sus conductores, ni a las ocurrencias lobby escatológicas de algunos de los premiados, o a esa alfombra roja, prelogómeno de lo que se avecina en las próximas horas, cuando se junta “la cinemapandi” española. Los picos de humor de la gala coincidieron cuando se proclamaba a los cuatro vientos lo bien que había estado la taquilla española en el pasado año 2022. Ahí van los datos: “Padre no hay más que uno 3” (15.606.842 euros), “Tadeo Jones 3” (solo nominada, 11.802.930 euros), “Los renglones torcidos de Dios” (nominada, desaparecida en la noche de “Los Goya”, 5.725.147 euros), “A todo tren 2” (4.857.575 euros)… a partir de aquí los datos del resto de películas de producción española son muy bajos en recaudación y espectadores (datos recogidos de “Taquilla España”).
En fin, se les llenaba la boca de lo bien que iba el cine español y a los verdaderos artífices de haber recaudado más de 23 millones de euros y arrastrado a más de 3 millones de espectadores españoles a las salas de cine, como Santiago Segura, ningún reconocimiento o mención empresarial o artística. Me imagino al serio busto de Goya (entregado a cada premiado). Ya sé de su seriedad. No es para menos. Pues me lo imagino, sentado en la Gala al lado de “Los compadres” (los actores Alfonso Sánchez y Alberto López, otros olvidados). Ellos intentando explicarle la situación, le comentan:
– Señor Goya… esto ya no es lo que era
– Añade el otro compadre
– Se ha perdido el enterismo
– Los dos le pasan los brazos por los hombros a Goya, sentenciando
– El cine español… eso es así.