Sé que es el título de una canción de Jarabe de Palo. No me siento con ganas de hablar de política. Porque, ¿qué es la política? Según mis queridos griegos, Sócrates, que enfatizaba de manera positiva en esta palabra, buscando un ideal de gobierno, de bienestar de personas, porque la población crecía. En fin, Platón, Aristóteles propugnaban la dialéctica. Bueno, ¿de qué nos ha servido?
Un comisario llamado Villarejo se las tenía que haber visto con ellos, con estos precursores, del concepto política. Estamos asistiendo a una espantosa interpretación de estos pensamientos, empezando por engaño y deslealtad.
Lo fatal es que cuando algunos partidos políticos dicen que hace “muchos años de eso” no se refieren a Sócrates o a sus congéneres. Se refieren a un corto espacio de tiempo, aunque les fastidie, pues quieren alejar esta corrupción de sus ideas actuales, lo entiendo, pero ellos entraron a formar parte de esto aceptando sus normas, sus reglas, sus elocuentes audios y en sede de partido. No hace falta añadir que estoy hablando de la última semana, y de los audios sacados a la palestra. Una María Dolores de Cospedal y su fantástico marido, que estaba hecho un superhéroe, maquinando en Génova.
No me digan que no parece una película de serie B, porque de A, no es. Pero esto no es el cine, es la realidad. Desoladora realidad, bueno yo diría que trágica y no me paso ni un pelo. Porque me pregunto, ¿en manos de quién ponemos nuestras vidas, nuestras hipotecas, nuestros ideales, los sueños, lo bueno y lo malo?Pues se ve que en manos de delincuentes con títulos de alta categoría. Asistir a esta devaluación de la política me deja perpleja, pero no impávida. Soy una mujer activa y participa. Me reconforta saber que al menos mi actitud no contribuye al inmovilismo.