No me fío de las encuestas, en primer lugar porque la opinión de cada cual acerca de lo que interesa poco o nada, suele ser bastante vulnerable. Y, claro, una muestra al azar no siempre recae en los interesados o convencidos del tema en cuestión. Me vengo a referir a que en estos momentos, prensa y consultivas por medio, dan desde una ligera ventaja o un empate a los dos grandes grupos políticos del panorama nacional en lo que respecta a Andalucía. Y aún soy bastante más escéptica si quien pronostica la ventaja de la oposición, fue muchos años el niño mimado del partido que está en el gobierno, y mira por dónde, se ha visto relegado a tener que ceder su poder, que era mucho y demasiado influyente a la hora de las elecciones, tanto que se cuenta que no estuvo al margen cuando Bono quedó relegado, y se aupó a la cumbre a Zapatero. ¡Menuda equivocación, pero aguas pasadas no mueven molino!
Sinceramente no es cierta esa ventaja, ¡hay tanto voto que conlleva un puesto de trabajo y algún que otro privilegio en nuestra tierra, aumentándose en casi tres décadas sin cambiar de manos, de aire y de ideas! Pero lo que sí es cierto es que la gente está harta, hartita de aguantar más de lo mismo y para los mismos. Y por primera vez, esas diferencias descomunales que había de tropecientos puntos uno por delante del otro han desaparecido, y dicen los analistas políticos que hay juego, que hay un partido a disputar entre ambos a ver quién se lleva el gato al agua. Esto ya es una victoria para el PP, que se lanza a por todas, sin el clientelismo que tiene su contrincante. Me gustaría que ganara y que mirara en todas las direcciones esta tierra y sus gentes para que se sientan bien gobernadas y sin las exclusiones que sufre ahora. Y mientras esto llega, la pelota del partido somos los ciudadanos de a pié, que pagamos impuestos, aguantamos lo que nos largan y tragamos todos los disparates de que se valen para perpetuarse en el poder. NO HAY MÁS REMEDIO QUE TRABAJAR CON AHÍNCO POR EL CAMBIO.
