En ayudas sociales va cayendo en picado, así lo afirma el grupo popular en el diario Sur de la provincia. Claro, en los años buenos que la economía nos ha puesto en bandeja hay dinero para todos, incluso para los necesitados que ya es decir. Pero cuando las cuentas no salen por escasas o mal planteadas, éstos son los sufridores de todos los males habidos y por haber. Me estoy refiriendo a lo que ocurre en nuestra ciudad, y me temo que, en muchas de nuestra geografía. La crisis llega para todos, y con toda seguridad para los que siempre se encuentran más cerca. Y sin embargo, se sigue gastando en cosas bastante más superfluas e innecesarias. Hay que contentar a todos o a nadie. No hay que obviar que la base del socialismo es una administración social y colectiva, nadie puede quedar fuera, pero siempre se quedan los mismos. Y aunque esto sea la verdad de Perogrullo es lo que ocurre.
Si nos trasladamos al panorama internacional, Haití, pobre entre las pobres, le vienen palos por todos lados, hasta la naturaleza se ensaña a su gusto. Y, sobre la miseria, es difícil canalizar la ayuda humanitaria. Sin carreteras ni infraestructuras mínimas, se va a ir dando algunos palos de ciego para intentar que la solidaridad humana que tanto precisan borre por algunos días su emergencia permanente. Estamos modelando un mundo de ricos, triunfadores, trepas, y sinvergüenzas donde los pobres no caben, y me atrevería a decir, que nos molestan y nuestra mente es capaz de resentirse con las imágenes de conflictos que asolan todo el mundo.
Incluso con este panorama me niego a admitir que nos encaminamos hacia el apocalipsis, pero sí que hemos de estar pendientes de quienes nos necesitan. Y se podrían empezar porque los políticos se bajaran los sueldos y redujeran tanta parafernalia y gastos que les acompañan, y no olvidaran un momento la doctrina social por la que están en el poder.