Todos los meteorólogos coinciden en que el tiempo va a experimentar una subida considerable de las temperaturas. La próxima semana el mercurio subirá con la fuerza de quien quiere llegar a la cima. ¿Será coincidencia, casualidad o simplemente deseo de ir a tono con la campaña electoral que también se presume calentita? Los medios no dan abasto: entrevistas, una tras otra, a ver quién de los dos contendientes puede sentarse en el sillón presidencial, porque lo que hasta ahora hemos visto que más bien que un partido de bloques está en juego, un partido de nombres: Sánchez y Feijoó. Uno y otro pasan de puntillas por lo que tiene a su izquierda en el caso de Sánchez, e igual ocurre con Feijóo con Vox y algunos radicales que necesitan más protagonismo que el que le dan las encuestas.
Los dos dirigentes andan sobrados de radicales y necesitados de votos. Las encuestas favorecen a Feijóo pero no con la suficiente holgura deseada para iniciar una andadura presidencial sin necesidad de otros apoyos. En el grupo de Vox dos palabras se repiten: derogar y construir, así, dichas tal cual, parecen que no están exentas de razón, pero las imposiciones con las que hemos visto pactar con los gobiernos autonómicos nos plantea la duda de lo que para ellos significa construir. Construir no es hacer un mundo a la medida de unos cuantos, y las normas jurídicas no se pueden cambiar de golpe a tenor de capricho de un pequeño grupo de votantes.
Todos los partidos tienen en la mayoría de sus programas buenas cosas para vivir en convivencia toda la ciudadanía, incluido los independentistas. Aunque su idea de Estado ande equivocada. También Vox, cuando se le llena la boca de España. Pero todavía no se ha oído pronunciar a ninguno de sus dirigentes las dos palabras que nos sobrecogen, sobre todo a las mujeres: violencia machista.
Hasta el día 23 queda mucho calor y palabras, promesas y reproches, ideas sentidas y teatralidad, pero queda poco margen para la confusión. Sigue pesando como una losa: la ley del solo sí es sí.