Es una preciosidad la exposición que estos días se puede contemplar en la sala del Ayuntamiento de miniaturas de trajes a través de distintas épocas de su historia. La minuciosidad de los detalles, los complementos, el colorido y lo estrictamente documentados que están a lo largo del tiempo hace un verdadero deleite para cualquier visitante que se acerque. Mucho tiempo se ha tenido que emplear en la confección de cada prenda, el tamaño y el ajuste a su siglo, han debido de llevar a sus creadoras no pocos quebraderos de cabeza, con independencia de que tuvieran a mano unas plantillas o dibujos de partida. Está todo muy bien pensado, no se escapa nada al azar, es meritorio ver cómo prendas tan pequeñas tienen una elaboración tan exquisita, manual, hecho sin prisas y con gozo, recreándose en cada puntada, en el menor hilván.
Quienes no tenemos paciencia, o tal vez, hábito de manualidades o costura, nos sentimos un poco incompletas ante la posibilidad de crear pequeñas cosas casi de la nada: cuatro retazos de telas han servido en la mayoría de los casos para darles formas concretas, precisas y preciosas. Es un trabajo que firma la Coordinadora de Mujeres, y es cierto, todas las artistas pertenecen a la misma, pero también somos muchas otras quienes la integramos, y en este caso concreto y en otros muchos no damos un palo al agua. Sin molestar a nadie ni levantar suspicacias, me siento obligada a reconocer y a nombrar en estas líneas a las asociaciones que han puesto su esfuerzo en mayor o menor medida en este proyecto. A la Sociedad Excursionista y a las Amas de Casa mi más sincera enhorabuena.