Esto es lo que le ha dicho Bruselas en particular y el mundo en general a España. Ya no vale marear más la perdiz, porque está muerta. Las medidas de ajustes y desajuste no han sido más que verborrea y demagogía. Hay que actuar y sin perder un solo minuto. Le han debido de apretar y mucho las clavijas al Presidente, para que haya tenido que recortar el gasto social, matrícula de honor de la convivencia pacífica y su seguridad en el poder, ahora sí que va a tener que buscar buenos apoyos porque es posible, casi seguro, que comience a tambalearse. Tarde acomete, pensaba que dos años más asentando irrealidades unas sobre otras, le dejaría donde le gusta estar, en el sillón de mando. Pues a partir de estos momentos se lo va a tener que currar y de lo lindo, sus promesas han dejado de ser efectivas y su situación de gobernante está bastante en entredicho.
Pero no está solo en este terreno resbaladizo, las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y demás administraciones también han hecho de las suyas. Todo se celebraba a lo grande, la imagen de solvencia aparente se ensombrecía por las deudas que desde siempre les acechaban. Sólo que antes podían controlarlas y eso se ha acabado, el remate se lo ha dado esas grúas gigantescas que se veían por toda la geografía. Queda el tijeretazo, y sabemos algo de sus efectos negativos, pero no de todos, callan, porque a los que están economicamente muy por encima no se atreven a tocar, los que andan muy abajo no pueden pagar, y los del medio se convierten en los que tapen mentiras, ocultamientos, irresponsabilidades, prepotencia y falta de gobernabilidad, de la que hemos carecido durante mucho tiempo. Y eso se consigue vaciando sus bolsillos. Esperamos que este escarmiento sirva a todos, aunque yo lo pongo en duda.