Mi apreciada columna de esta semana no puede ir de otra cosa. Desde que se conoció la noticia de que a este humilde servidor de Antequera, le iban a entregar un premio en forma de Efebo y encima en la categoría de popularidad, no ha salido tantas veces la palabra GRACIAS de mi boca, jamás.
Y no se pueden imaginar ustedes, queridos lectores, las veces que ha salido después, después de que se hiciera realidad lo de la entrega del apreciado Efebo, y la emoción me embargase por completo, en lo alto de las tablas de nuestro querido Teatro Torcal. Y ya no les cuento las veces que va a seguir saliendo, porque yo voy a seguir igual, entregado a mi ciudad, considerando lo mejor para ella, pues eso sólo puede ser beneficioso para todos los que convivimos en esta maravillosa Antequera.
Gracias, grandes, al conductor de la ceremonia, director de este semanario, centenario el medio y milenaria su labor, pues él aglutina la historia de nuestras historias, para que no caigan en el olvido y nos ayuden a tener la oportunidad de tener siempre fresca la memoria. Agradecido por siempre estaré, a todas y cada una de las personas que me han hecho llegar su alegría, esa es mi gasolina, esa es mi ilusión y con esto renuevo motivación para continuar como hasta ahora y no sólo eso, sino que cada vez mejor, intentaré hacer bueno el hecho, como para conseguir que al final de mis días, alguien diga, “…pues si señor, ese premio, este hombre,… se lo mereció”.
GRACIAS SIEMPRE.