Las cuentas no le salen a las amas o amos de casa, sean jubilados o no. Lo que sucede dentro de cada hogar no es lo mismo que lo que sucede en los grandes bancos de los megafantásticos estados.
Usted señor Rajoy también se jubilará pero claro, ¡qué cambio! Que paguita más buena, pero no quiero entrar en esto, no. Si le queda una paga buena me alegro, pero quiero que a mí y a mi vecina nos quede también.
Si yo dijera que no tengo suficientes tizas o necesito más pizarras o qué se yo, que no me entra luz por las ventanas del aula y por eso no puedo dar clase, me tomarían por loca o snob.
Justicia social son dos palabras que quedan muy bien en un contexto gubernamental del signo que sea. Se piensan estos gobiernos, que los mayores están tontos, solo son mayores. En la antigua Grecia, la edad, era signo de sabiduría y dignidad.
Pues sí hay dinero, ergo mienten. No digo yo que sea aposta pero mienten, a ver si cuela. Los jubilados son inteligentes. Aquí lo que ocurre es que cuando el Estado ingresa en la cuenta de un pensionista el dinero que le corresponde, ve bajar el dinero de la hucha de las pensiones, que por cierto se ha fundido el Gobierno de Rajoy.
Esta es la naturaleza del dinero, el mismo que existe para llenar de “billetes” los bancos, para eso sí que hay. ¿Por qué no nos explican esto a todos? Sencillo, ¿dinero para bancos y no para pensiones? ¿Dinero para armamento y no para pensiones?¿Por qué?
Necesitamos dos teclas: informática y economía, y desgraciadamente consulten, les exhorto a hacerlo porque son nuestros euros, los que hemos trabajado, los que estamos trabajando y los que trabajaremos o cobraremos de pensión. Señores esto es un problema de voluntad política y no un tecnicismo burocrático.
