Estas reflexiones las merece, sobre todo, nuestra querida y admirada Kiti Mánver, esa Kiti que un día descubrió lo que era gustarse a sí misma. El premio de la Seminci, a toda una carrera, ha comprendido que Kiti se ha gustado durante mucho tiempo a sí misma, quizá sin percatarse de ello; la Seminci, lo acaba de reconocer. Y, ¿qué es la Seminci?
La Seminci es la Semana Internacional de Cine de Valladolid. La semana pasada, aún en octubre del 2023, del 21 al 28, se ha celebrado la Edición número 68 de este festival. Kiti Mánver ha sido galardonada con la Espiga de Honor de dicho festival. Diversos medios de comunicación se han hecho eco de este galardón a la “actriz malagueña”; sí, entre comillas, ya que como resalta ABC en sus reseñas Kiti es nacida en Antequera. Yo, también, y acostumbro a dedicar un recuerdo a Kiti cuando paso por la cuesta de San Judas. Me acuerdo de ella y de que los dos somos de Antequera, y nacidos en lugares muy cercanos: ella, en la cuesta de San Judas; yo, muy próximo, en la calle del Río. Kiti acaba de ganar una Espiga de Honor en la Seminci.
El día 26 de octubre tuvo lugar en la Academia del Cine de Madrid, la proyección de la película Mamacruz, en la que Kiti es la esencia –como yo dije en el coloquio–, y en la que los primeros planos, con Kiti de protagonista total, en silencio o con ruidos de fondo, son sobrecogedores. Kiti aprovechó para recordar en el coloquio lo de “gustarse a sí misma”. Déjenme pensar y decir en estas letras que la Espiga de honor de la Seminci ha sido otorgada a Kiti, por sus largos años “gustándose a sí misma”.
La película Mamacruz ha tenido una directora venezolana, es decir hispanoamericana –no latina ni latinoamericana– muy afortunada en Patricia Ortega. Patricia ha sido afortunada por encontrar a Kiti Mánver, quien además de “gustarse a sí misma” ha permitido que ella desarrolle su cine, que es mucho más que el simplismo a que nos quieren llevar las críticas que se despachan con un “sexo en la madurez o en la vejez”. Mamacruz es mucho más que eso.
Rindamos pues, un homenaje merecido desde estas páginas a nuestra Kiti Mánver, orgullo de Antequera, y de Málaga si así lo quieren los malagueños.
