Recuerdo de pequeño, siempre que volvíamos a casa por la antigua carretera de Archidona, en aquel Renault 7 con olor a tabaco negro y al cual mi padre le tenía mucho cariño, quedarme mirando fijamente aquellos arcos uno detrás de otro e intentar contarlos antes de dejarlos atrás…
Ansiaba llegar a la curva de “la Gata”, esa tan pronunciada y que en su parte final deja ver mi ciudad Antequera, a la derecha el “Cerro Marimacho” y la Cueva Menga, por aquellos años para la gran mayoría, Menga no era más que una cueva. Qué pena, pensar hoy la poca importancia que se le daba por aquel entonces. No sé por qué razón, mi mirada siempre se fijaba en aquella serie de arcos que parecían desafiar el paso del tiempo y que con su porte majestuoso, dan la bienvenida a todos aquellos que llegan a la Ciudad del Torcal.
Imponentes sobre una terraza natural y orientados hacia el que quizá sea, el perfil antropomórfico más famoso de España, “La Peña de los Enamorados”, mi pregunta siempre era la misma: “¡Papá!: ¿esos arcos qué son?”. Y él me decía: “La carnicería de los moros, ahí existía un mercado árabe…”. Su respuesta siempre era la misma, seguramente influenciada por la tradición popular antequerana. La carnicería de los moros… mi imaginación volaba siempre que oía aquella respuesta de mi padre. Aquellos arcos siempre me atraían y mi afán por querer saber más sobre aquella reliquia, era superior a mí.
De adolescente recuerdo la primera vez que entré, el miedo a lo prohibido me invadía todo el cuerpo, me armé de valor y salté la valla de protección, acercándome sigilosamente hasta aquellos arcos, la sorpresa fue indescriptible al contemplar lo que “escondían” aquellas olvidadas hornacinas. Un enorme recinto rectangular, el cual me sobrepasaba en altura. Por aquel entonces no tenía ni la más remota idea que estaba contemplado uno de los ninfeos más importante del imperio romano y que aquella majestuosa estructura no era ningún mercado árabe, sino una lujosa piscina de la que quizá fuese la villa romana más importante de la antigua Antikaria.
La historia de la villa romana de la “Carnicería de los moros”
Aunque os parezca inverosímil la villa jamás ha sido excavada y solo durante los años 1984 (diciembre) y 1985 (febrero) se realizaron tareas de limpieza y desbroce en la gran piscina (ninfeo) y catalogación, estudio y conservación de dos grandes mosaicos que permanecían semienterrados en la villa romana, que por cierto después de un tratamiento conservador “in situ” y un “detallado” estudio, se volvieron a enterrar ya que los técnicos tacharon los mosaicos de “escaso interés”, pero eso sí, daban recomendaciones a llevar acabo anualmente para su conservación…
Releyendo el informe, inevitablemente me tengo que llevar las manos a la cabeza, cuando llego a la frase “escaso interés”. Unos mosaicos de más 2.000 años de antigüedad y procedentes de la que quizá sea una de las villas romanas más importantes y ricas de la Bética Hispánica, ¿de “escaso interés…”? Como digo siempre, “no somos conscientes del patrimonio que tenemos”.
Hace unas semanas, saltaba en los medios de comunicación una noticia, sobre un hallazgo arqueológico sorprendente que dio la vuelta al mundo. “Encontrados a las afueras de la ciudad de Roma, los restos arqueológicos de una gran piscina de unos 40 metros de largo”.
¿De verdad? No puede ser, que en nuestra Antequera poseamos una villa romana con una gran piscina de 53 metros de largo y una altura de entre 2,80 y 2,90 metros, con un muro de contención adornado por quince hornacinas y que muy posiblemente estarían decoradas con un fino estuco, frescos, columnas, esculturas… y que ha llegado hasta nuestros días en un estado de conservación muy aceptable, pero lamentablemente el resto del mundo lo desconoce.
¿Qué hacemos mal? ¿Por qué nuestro patrimonio está enterrado y olvidado? La villa romana de la Carnicería de los Moros fue declarada BIC en el año 2008 y pertenece al conjunto de bienes culturales del “Sitio Dólmenes de Antequera”, por cierto os recuerdo que Antequera es el municipio con más BIC de la provincia de Málaga. Una vez más se repite la misma historia, otro BIC abandonado, olvidado y en manos privadas…
La información institucional que tenemos de la villa romana de la Carnicería de los moros, se traslada a un par de escasas líneas en la web oficial de nuestras administraciones. Tenemos muchísima más información e historia por la tradición oral, las hemerotecas y algún que otro libro sobre la historia de la ciudad de Antequera que por los organismos oficiales.
El domingo 6 de febrero de 1881, el desaparecido periódico local “El Antequerano” anunciaba entre sus líneas esta noticia: “Muy cerca de la ciudad, y más de esas ruinas, aún no bien explicadas que conocemos con el nombre de Carnicería de los Moros, se han descubierto en estos días varios sepulcros de época desconocida y sin carácter determinado que pueda ofrecer serios indicios de la época a que deban referirse. Doce son los descubiertos hasta hoy. Sobrepuestos algunos, agrupados los más, a metro y medio de profundidad el último, y construidos todos con grandes fragmentos de tosca, mezclados a veces con tejas y ladrillos romanos, no presentan en su cavidad más que el esqueleto cubierto de arena y tierra pulverizada: ni una moneda, ni una inscripción; solo algunos fragmentos de barros calcinados. Aunque en el mismo paraje suelen encontrarse armas prehistóricas, no puede atribuirse a esta época la construcción de los sepulcros, por encontrarse en ellos barros cocidos de tiempos posteriores: de romanos no ofrecen el más leve indicio: de los tiempos cristianos no parece probable, por no existir en ninguno, ni aún toscamente esculpido, el signo de la redención. Hay quien los supone de la época goda, quien juzga que es enterramiento particular del antiguo alcázar arábigo, que debió existir en la Carnicería de los Moros, con posterioridad a las thermas romanas que allí hubiera, y hasta quien presume, en vista de la falta de caracteres determinantes, que aquello es un cementerio de judíos, relapsos, herejes y ajusticiados. El penúltimo sepulcro descubierto ha dado una loza de piedra caliza labrada y de buenas proporciones en vez de las infames toscas de los anteriores. Daremos cuenta a nuestros lectores de los nuevos descubrimientos que se realicen”.
Cómo podéis comprobar el artículo toca casi todos los períodos de la Historia, intentando dar solución a lo que claramente sería parte de la necrópolis de la villa romana de la Carnicería de los Moros. Cargado de un alto contenido religioso, este artículo nos da luz sin quererlo, del por qué el Dolmen de Menga era tratado como un monumento hereje y condenado a ser denominado como un templo druida, es más, aviva la hipótesis del sellado del Pozo de Menga, aunque ésa es otra larga historia…
Por otra parte el artículo nos describe la aparición de un sepulcro con una gran loza caliza, que sin duda sería extraída de las canteras romanas que todavía hoy podemos encontrar en El Torcal de Antequera, lo que nos hace pensar que seguramente fuese uno de los señores de la Villa el enterrado.
Con sus altos y bajos el artículo es una “joya”. Tenemos que esperar hasta el año 1948 para que el gran olvidado Simeón Giménez Reina, en su libro “Antigüedades romanas de Antequera” escrito por él y el señor A. García y Bellido.
Califique la “Carnicería de los Moros” como villa romana, aportando los primeros datos y dando la importancia que la Villa se merece y ofreciendo al mundo varias fotografías que hoy en día son de un gran interés, como en la que aparece el gran ninfeo rodeado de olivos centenarios. En el libro se recoge la explicación que la memoria oral de las mujeres y hombres de Antequera, dan al nombre de “Carnicería de los Moros” contando “que parece ser que allí, era donde los musulmanes tenían el matadero y un mercado y que en los arcos colgaban las carnes para que se orearan”. Nos cuenta también como la tradición popular explica el por qué del nombre del río de la Villa, dando la explicación que al río se le empezó a llamar así, por su cercanía a la Villa Romana y porque sus aguas surtían al gran ninfeo.
La datación de la villa romana de la Carnicería de los Moros resulta en cierto modo algo aventurado, ya que tenemos que recordar que nunca ha sido excavada, aunque todo indica que la ocupación del yacimiento se extiende desde los siglos I-II d.C. hasta el siglo V.
El gran muro de contención de la piscina consta de quince arcos u hornacinas, estos nichos son todos de planta rectangular, con bóveda de medio cañón, con la exención del situado en el centro, que es de planta semicircular y se cubre con un cuarto de esfera. Tengo que resaltar el empleo, en los fondos de los nichos planos, de un tipo de aparejo muy interesante y curioso, se trata del llamado “opus espicatum” o “espina de pez”, es decir los ladrillos se ponían uno contra otro en forma de “<” horizontal dando la apariencia de una espina pez… ¿Quisieron nuestros antepasados romanos, hacer un pequeño homenaje al Río de la Villa, al emplear está técnica?
Por otra parte, de la hornacina central, salen dos orificios de desagüe de la gran piscina y que hoy en día todavía tienen partes de las antiguas tuberías romanas y que muy posiblemente canalizarían el agua hasta una gran fuente.
Lo que nadie puede negar es el impresionante paisaje que los señores de la villa contemplarían durante sus baños, a la derecha el gran río de la Villa, con sus aguas claras y limpias provenientes de nuestro mágico Torcal, al frente la fértil vega coronada por la figura mágica de la Peña de los Enamorados, en su lado izquierdo los imponentes dólmenes de Menga y Viera y a sus espaldas todo el esplendor del antiguo “municipium” de Antikaria.
La relación de la villa con los dólmenes de Menga y Viera es un hecho irrefutable, la admiración y el respeto por estos templos, llevó a los señores de la villa a realizar enterramientos en el mismo túmulo de Menga, en el cual se documentó un osario cubierto por dos tégulas colocadas a dos aguas y en el corredor de Viera se pudo localizar una inhumación delimitada por ladrillos. Del mismo modo entre el dolmen de Viera y Menga, se tiene constancia de una necrópolis romana asociada a la villa en su fase más tardía, como la existencia de una estructura de sillares, presumiblemente un pequeño columbario, cercano al cementerio municipal y relacionado también con la villa romana de la Carnicería de los Moros.
Por otra parte en el año 2005 y durante las excavaciones arqueológicas realizadas en Menga, se produce un hallazgo muy interesante, que une definitivamente Menga y la villa romana de la Carnicería de los Moros, en la excavación del Pozo encontrado en Menga se descubre una gran pieza de “tubulus romano”, es decir una parte de tubería romana.
Tengo que recordar que el agua del Pozo de Menga, tiene una calidad excepcional y que aunque a día de hoy no sepamos con exactitud la fecha de construcción del pozo, el hallazgo de esta pieza hace reafirmar la hipótesis de que Menga y su Pozo sean coetáneos en el tiempo.
En el año 2006 la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y cuya dirección de Bienes Culturales, dirigida por aquel entonces, por el que fuese alcalde de Antequera, Jesús Romero, anuncia uno de los proyectos más ambiciosos para el “Sitio Dólmenes de Antequera” de toda su historia, con la adquisición paulatina de los terrenos del Cerro Marimacho, donde se encuentran unos hipogeos excavados en la roca del período calcolítico, así como parte de la necrópolis de la Villa Romana. Del mismo modo se pretendía comprar los terrenos de la villa romana de la Carnicería de los Moros, para su posterior excavación y puesta en valor. Aprovechando que los sillares y el sepulcro de la tumba de Acilia Plecusa, localizada en el año 1993 bajo las vías del tren de Bobadilla-Granada en unas excavaciones fortuitas, se encontraban depositados en el Sitio Dólmenes de Antequera, la concejalía contemplaba en este gran proyecto, la musealización de la tumba de Acilia Plecusa en el cerro Marimacho, para rendir un memorial permanente a la mujer.
Una vez puestos en valor los restos de la villa romana de la Carnicería de los Moros, el proyecto contemplaba la unión del recinto dolménico con la villa, a través de un túnel que salvaría la antigua carretera de Antequera a Archidona.
Hace unos meses realicé un vídeo para mí canal de Youtube “Antequera Oculta”, mostrando el gran ninfeo de la Villa Romana de la Carnicería de los Moros, que por cierto me ayudó a limpiar y adecentar el ninfeo el amigo José Pozo y me quedé perplejo al comprobar la gran mayoría de vecinos y foráneos de Antequera que desconocían la historia y la procedencia de estas ruinas y muchísimos menos la existencia de la gran piscina.
Me afirmaban muchos, que siendo de “Antequera de toda la vida” era la primera vez que veían lo que existía más allá de los arcos y que estaban asombrados por la gran piscina… otros me escribieron correos o me paraban por la calle para darme las gracias por mostrar y dar a conocer lo que para ellos no eran más que unos arcos olvidados y que nadie se había tomado la molestia de explicar.
También se acercaron vecinos de los barrios cercanos, contándome que cuando ellos eran jóvenes vieron cómo los albañiles que construían el corralón municipal que está situado prácticamente encima de la villa romana, tiraban columnas enteras para la cementación del corralón, a modo para que el fraguado tuviera más consistencia o cómo los críos jugaban a escarbar y sacar “piedras de colores” procedentes de los mosaicos. La anécdota que más repiten y en la que todos coinciden, fue el día en que uno de los operarios abriendo una zanja para la construcción del corralón, encontró lo que todos llamaron una “pareja de enanos” de medio metro de altura y esculpido en mármol blanco.
Veremos algún día la puesta en valor de una de las villas más lujosas de la Andalucía Romana, con el desmantelamiento de ese horrible corralón municipal construido prácticamente encima de la gran piscina y en parte de la Villa y que a día de hoy, solo tiene la función de almacén de restos de materiales en desuso de las obras municipales y en época escolar el aparcamiento de los bus que esperan la recogida de los alumnos.
¿Cuantos misterios quedan por descubrir? ¿Cuándo se pondrá en valor, la villa más lujosa de la Antikaria Romana? ¿Cuándo las autoridades pondrán fin al expolio sistemático de la Villa? Mil preguntas… y lamentablemente ninguna sin respuesta…
La villa romana de la Carnicería de los Moros seguirá olvidada y lo peor las nuevas generaciones seguirán ajenas a la historia tan valiosa que guardan esos arcos que dan la bienvenida a la ciudad de Antequera.