Con la primera claridad, con el solo atisbo de luz, las sombras se marchan a ninguna parte o a esos rincones misteriosos en donde aguardan hasta que las campanas de un reloj acuático suena para anunciar que la noche vuelve de nuevo.
Hay colores que aparecen ondeando en balcones, calles y cubren pancartas con lemas y nombre de poetas que la cantaron y voces que la leyeron. Andalucía está de celebración.
Se abren las puertas de los colegios y los chicos entran rodeados del bicolor verde y blanco adornado de flores, fajines de colores y risas bulliciosas que emergen entre historias, de amigos, hermanos, abuelos… Por muy pequeños que sean palpan los cambios en su rutina, perciben, algunos por primera vez, de manera consciente. que se va a celebrar el día de Andalucía en sus colegios y que llega la semana que también es blanca y les trae vacaciones. La música del himno andaluz suena por megafonía.
“Andaluces levantaos…”.
Y la lengua que hablaron nuestros abuelos, nuestros padres, toda nuestra gente que la hablaron antes de haber nacido nosotros, camina entre versos y versos. Lorca, Alberti, Machado, Atencia, Aleixandre, García Montero, Cristobalina Fernández… Son tantas las voces que se alzan este día que el acto que se celebra tendría que durar de aquí a las estrellas. Se siente orgullo, fuerza y melancolía.
“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…”.
A veces son vagos los recuerdos de los jardines de la niñez los míos están llenos de lilas y de azahar, de olores confusos a flores recién cortadas a campos anchos que corrían al lado de las riveras y juncos.
¡Ay mi blusa marinera siempre me
la inflaba el viento al divisar la escollera!
Y el mar se levanta soplando huracanes azules y blancos a la nada del mundo y a las orillas de las vidas las pasadas y las que están, y aquellas que habrán de venir.
“Volverán las oscuras golondrinas…”.
Y nos sujetamos al tiempo que palpamos en las realidades de la vida. Y miramos el verde blanco y sentimos que somos.