Huelga decir que en todos y cada uno de los gobiernos más potentes del mundo cuentan con personas capaces de hacer creer a la sociedad lo que ellos quieren que crean, lo que quieren que sus oídos escuchen. Ellos pergeñan la verdad y luego entierran la realidad para sorpresa de los que no perdemos el sentido común. Además esa inhumación o cremación de la realidad se realiza bajo una basura inmensa que la gente se harta de intentar buscar entre la porquería y se contenta con aceptar lo que les ofrecen (piensen en Tele 5). No deja de ser la salida más fácil y los seres humanos son propicios a escogerla siempre.
El escenario de la pandemia ha puesto sobre la mesa la importancia de la escuela. Los padres en sus casas han sido los verdaderos observantes de la necesidad de la escuela, no sólo como transmisora de conocimientos, sino como elemento de sociabilización. La adaptación en mayor o menor medida de todo el profesorado a esa nueva situación ha hecho que los padres conozcan y tengan más visible el sistema educativo y los modelos educativos.
Dicho lo anterior, hemos asistido y estamos asistiendo a un escenario donde la clase política podría haber abierto un debate extraordinario para buscar el modelo educativo que queremos no para con la Covid 19, sino el sistema que tenemos que desarrollar para los años venideros y los diversos modelos que pueden entrar dentro de ese sistema. Pero nada de eso interesa ni va a interesar.
Bajo el escudo y la excusa de la brecha digital, bajo el mantra de la igualdad educativa y la igualdad de oportunidades, estamos asistiendo a un espectáculo vergonzoso. Algo más de una década ha pasado desde que la Junta de Andalucía gastó más de 134 millones de euros en unos portátiles para que ningún alumno se quedara sin aprender las nuevas tecnologías. Transcurrido el tiempo tratan de vendernos que la brecha digital es el gran problema.
Urgentemente necesitamos de una corriente que lidere un cambio y entre tanta basura aflore un líder que difunda una verdad plena y no creada que podría decir así: la concertada es mucho más barata para el Estado que la escuela pública; la brecha digital no es el problema, el gran hándicap está en la brecha de la educación, término que no conocen las familias; y que los padres opinen y tengan que decir continuamente lo que los docentes deben hacer es la idiotez más grande del mundo. Nadie entabla una discusión con el pediatra sobre las pastillas que recomienda para su hijo. A ver quién lidera esa corriente. Por favor, ¿la podremos encontrar en España?