El liquen plano es una enfermedad que aunque no sea dañina es muy molesta y estéticamente poco agradable. Se caracteriza por presentar unas lesiones inflamatorias muy típicas en la piel en forma de manchas que pican, llamadas pápulas. Habitualmente aparece en los tobillos, las muñecas y los genitales, aunque también afecta la mucosa oral, principalmente a la lengua, a la cara interna de las mejillas y más raramente a las encías. La boca se queda casi seca y con cierto sabor metálico. Las lesiones se pueden ulcerar de manera dolorosa e incluso se pueden infectar.
Aun hoy en día se desconoce la verdadera causa que produce el liquen plano, se supone que podría deberse a reacciones inmunológicas, o bien a sustancias o medicamentos que producirían una reacción alérgica. Es poco frecuente en niños y también está muy relacionado con periodos de estrés. Las últimas investigaciones presentan al liquen plano como una posible complicación por la infección del virus de la hepatitis C en algunos pacientes. En cualquier caso, podría entenderse como una respuesta del organismo frente a algún agente extraño.
El diagnóstico es complicado porque el liquen plano se parece a otras enfermedades de la piel, como el lupus o la queratosis. El médico dermatólogo establece el diagnóstico por la sintomatología y lo confirma con biopsia de las zonas afectadas. El tratamiento es sintomático ya que no cura, se utilizan antihistamínicos para el picor y corticosteroides para la inflamación. En casos más extremos se recomienda la utilización de inmunosupresores tipo ciclosporina. También son útiles los colutorios para evitar la infección de las lesiones bucales. El liquen plano puede durar semanas o meses, desapareciendo y reapareciendo en episodios consecutivos durante años. Para acabar, les recomiendo un tranquilo fin de semana en alguna conocida ciudad andaluza.