Muchas veces el silencio, lejos de ser un arma de poder, se convierte en un clamor colectivo a la espera de romperse; casi nunca ocurre cuando la Iglesia anda de por medio. Viene a mi memoria una frase de Víctor Hugo: “No es fácil mantenerse callado cuando el silencio es una mentira”. Estos días está saliendo la noticia de un sacerdote de la diócesis malagueña que, de manera reiterada, ha ejercido su ministerio con total desprecio a la ética religiosa y al compromiso con la comunidad de creyentes que él eligió por voluntad propia.
Y, encima, sembrando cizaña por las distintas parroquias que ha tenido a su cargo. ¿Nadie se percató de su conducta si como es cierto ésta venía repitiéndose largo tiempo? La Iglesia de hoy día no puede callar, debería ir en consonancia con el tiempo en que vivimos y atajar con mano dura a quienes la dañan y hieren de forma tan condenable. Callando, los problemas no se solucionan y los creyentes se sienten un poco desamparados ante situaciones que les sobrepasan, ponen en cuestión sus ideas y tambalean su fe.
Con la labor tan importante que ejerce la Iglesia cómo callar por un sacerdote, dos o tres, los que sean que actúen con malas praxis. El Papa Francisco nos da la respuesta e invita a la comunidad católica a no tener el menor titubeo para condenar cualquier tipo de abuso que se produzca en su seno.
Conozco de cerca la labor de algunos sacerdotes ejemplares, que olvidan su propia vida para dedicarla a personas vulnerables, excluidos de la sociedad, enfermos y ancianos. Adecentan este mundo con su entrega y amor al prójimo y, casi nunca, son noticia. Sufren cuando contemplan con tristeza estas situaciones tan desagradables. Y se llenan de interrogantes que quedarán en sus mentes vacíos de respuestas.
Somos muchos católicos los que pensamos que la sociedad tiene una deuda impagable con la Iglesia. Nos acoge, escucha, anima en los buenos momentos y fortalece cuando llegan las adversidades. Labor de todos es cuidarla y protegerla cuando esté en entredicho por el mal comportamiento de alguno de sus miembros.