lunes 3 febrero 2025
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Mentalidad de crecimiento

Estamos asistiendo, oyendo a diario, comparativas y estadísticas, acerca del fracaso o del éxito escolar. Hace más de tres décadas, la psicóloga Carol Dweck y su equipo realizaron un estudio acerca del como podía influir la mentalidad, la forma de entender de los estudiantes, el éxito, o el fracaso en sus estudios, dado que, mientras algunos superaban rápidamente los fracasos, otros sufrían bajones y les costaba mucho más retomar el trabajo y la atención en las clases.

La doctora Dweck, tras años de seguimiento de un gran número de alumnos, concluyó que había dos tipos de mentalidades, a unos les identificaba como de mentalidad fija, el otro grupo, siempre basándose en los logros obtenidos tras el estudio, les encuadró en otro conjunto denominado de, mentalidad de crecimiento. Los estudiantes de mentalidad fija, tomaban decisiones bajo el concepto de aceptar que sus capacidades de trabajo y superación de retos académicos eran limitadas y preferían no enfrentarse a retos para los que no se sentían capacitados. Por el contrario los estudiantes con mentalidad de crecimiento asumían, veían mucho mejor y más realizables las posibilidades de éxito en sus estudios. Tras un resultado negativo en un examen, los primeros llegaban a la conclusión que eran poco inteligentes; los segundos, asumían el no haberse esforzado lo bastante.
Todos conocemos la gran influencia que tienen, en los resultados finales, nuestras creencias, nuestra predisposición a la hora de enfrentarnos a cualquier reto. Si pensamos que nuestros logros van a depender de nuestras capacidades, dudamos de nuestra inteligencia y no nos sentimos hábiles, seguramente que la frustración sea el resultado. Pero si el suspenso lo vemos, como una falta de preparación, es muy posible que deduzcamos que esforzándonos un poco más, en la próxima ocasión se pondrá conseguir.
Otra disyuntiva que se planteo Dweck fue si podría fomentar el modo de mentalidad y como podríamos trabajar en uno u otro sentido. Descubrió que la forma en que se alaba o premia a los estudiantes, influyó en la mejora de resultados. Si les dedicamos o enfocamos el premio en… “Felicidades, debes ser muy inteligente” estaremos fomentando una mentalidad fija, por lo tanto, ante un posible futuro, suspender en algún trabajo, pensará que ya no es, tan inteligente, estará volcando el resultado de lo mismo, en la falta de inteligencia. Si por el contrario decimos: “¡Felicidades!, debes haberte esforzado mucho”, para conseguir tan buen resultado. Si… en exámenes y futuras pruebas llegase un resultado adverso, tenderá a atribuir el mismo, a la falta de esfuerzo y pensará que, el examen o trabajo es superable, en dedicándole algo más de trabajo. Estaremos con ello, fomentando la mentalidad de crecimiento.

Es evidente que la mentalidad no es, o blanco, o negro. En realidad se trata de algo etéreo, y cada persona podemos estar en un punto entre lo uno y lo otro, incluso habrá aspectos de la vida en que estemos más cercanos a un extremo y en otros, sea al opuesto. Lo importante en todo nuestro proceso, en el día a día, es que contemos con una mentalidad que sea moldeable, con capacidad para aceptar que si en el cariz de un problema, necesitamos cambiar nuestro punto de vista, lo hagamos por nuestro bien. En los últimos años distintos investigadores han estudiado el efecto de la mentalidad, fija o de crecimiento, aplicándola sobre el cómo envejecemos. Se ha constatado que las personas que se enfrentan al envejecimiento con una mentalidad de crecimiento, tienen una caída menor en la perdida de sus constantes vitales y las capacidades físicas.
(Notas y apuntes extraídos del libro, “Vive más” de Marcos Vázquez).

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