De vez en cuando Antequera piensa a lo grande: Ayer levantó sus megalitos; hoy, cinco mil años después, su megahub, esa suerte de Menga multimodal que llaman Puerto Seco. Todo a lo grande (mega); como debe ser. Y que sea enhorabuena. Pero uno, nacido en tiempos de la pertinaz sequía, se pregunta si los técnicos que planifican a esa escala (¡350 hectáreas de meganaves!), son, o no, culturalmente alérgicos a las soluciones “pobres” de antes. Estoy pensando en el agua, –“el principio de todas las cosas”, según Tales de Mileto–, necesaria para poner en remojo semejante megaproyecto. Para empezar, ahí está el sufrido Nacimiento “la” Villa; luego habrá que echar mano de Iznajar –en ello está ahora Manolo Barón–; y ¿ya está?
Insisto: ¿Eso y algunos pozos cercanos es todo lo que, en términos de agua, se contempla para semejante megaciudad que incluye –además de naves–, hoteles, viviendas y centenares de oficinas? Perdóneseme si, por desconocimiento del proyecto, estoy pretendiendo inventar la pólvora; pero entiendo que, en la medida en la que uno pueda arreglárselas por su cuenta (ser autárquico), y no lo haga, será como el que dice “que mos den casas” –¡que no me estoy riendo de nadie!–; pero en peor, ya que lo que se pide necesita menos mano de obra.
La autarquía es un bien que tiene hasta su elegancia moral: no alargar la mano más de lo imprescindible ¿Qué necesidad tiene nadie de tirar por el wáter o el lavabo de su empresa, un agua de calidad traída de lejos, si con una fracción de la cubierta de esa misma nave y unos depósitos de poliéster (5.000 euros para 50.000 litros, he preguntado en Fuente de Piedra), puede hacer acopio de pluviales para ese y otros mil usos? Así ha sido siempre: El Cádiz sitiado por las tropas napoleónicas resistió dos años (1810 al 12), con los aljibes de sus patios; y, al Gibraltar de hoy, con la ladera oriental del Peñón hormigonada y cisternas en la base, no se le escapa una gota.
¿Estamos hablando (por hablar) del chocolate del loro en cuanto a soluciones, aparte Nacimiento, Iznajar, depuración, desaladoras, …? Lo que estoy diciendo es que un par de tormentas sobre un tejado limpio llenan un aljibe de excelente agua; y que, en términos de consumo de ésta, más vale no poner todos los huevos en la misma cesta. Toda prudencia va a ser poca de ser verdad la mitad de lo que pronostican de aquí a unos veinte años.
