Si aceptamos que la política es el arte de hacer posible lo imposible, cierto es que Ciudadanos lo va a conseguir: hundir a España en la inmundicia de los pactos. La situación que venimos padeciendo con la Covid nos ha generado estos días un capítulo que da motivos para realizar un culebrón. La izquierda y la extrema izquierda en el gobierno y con poder, aplaudida y agasajada, sin avergonzarse y lanzando órdagos se dirige a la ocupación de toda España y ha encontrado en Arrimadas la pieza que anhelaba.
El verso suelto del Partido Popular, Isabel Ayuso, es la cara visible con mayor maniobra política del partido. Sin buena planta política pero eficaz y resolutiva, ha pasado un año perseguida no sólo por la pandemia de la Covid-19 sino por la izquierda que trataba de hundirla a cualquier precio. Los más extremistas (los mismos que aplauden la quema de los contenedores y la violencia callejera) en profundos sueños llegaron a pensar que el hospital Zendal era un campo de concentración. Todo lo que ha hecho Madrid ha sido vomitivo. Al menos, así lo han pensado desde el Gobierno Central.
El PSOE necesitaba tener apoyos de gente que se mueva en las cloacas de la política, y sabía que en Madrid contaban con el candidato idóneo: una lapa llamada Errejón. Con Iglesias, con Carmena, con el diablo… Errejón lo da todo para seguir siendo un parásito… Las comparaciones son odiosas y no va de suyo que comparemos a Ayuso con las otras jabatas de los populares madrileños. Ahora bien, si el relato de Esperanza Aguirre pivotaba sobre una estrategia producto de una importante formación, el de Ayuso se basa en tácticas espontáneas que emanan de ese gurú de la política y la comunicación que es Miguel Ángel Rodríguez. Nunca mejor dicho ha sido más lista que los que la rodeaban.
Con Rivera, los de Ciudadanos nos condujeron a unas nuevas elecciones que le costó prácticamente todos los escaños. Ahora, de seguir adelante los pactos con el PSOE, los votantes de la formación naranja deben ir contando sus últimos días. Rivera les puede ayudar con música de fondo. ¡Ya saben!
Lástima que Pablo Casado no se haya dado cuenta que no está a la altura. El Partido Popular desde la salida de Aznar ha caminado cuesta abajo. Cuando un partido se pierde en la ausencia del discurso que buscan sus votantes, en la inexistencia de un candidato que llame a las cosas por su nombre y en el liderazgo que un partido de Estado debe mostrar y tener, inmediatamente debe pedir ayuda; de lo contrario los días los tendrá contados.
