“No estudio por saber más, sino por ignorar menos”. (Sor Juana Inés de la Cruz)
Érase una vez unas niñas, unas mujeres que deseaban que la vida y las personas que las rodeaban, familia, vecinos, amigos, compañeros y compañeras de trabajo, de estudios… las tratasen como lo que eran, como lo que somos, mujeres con los mismos derechos, las mismas prerrogativas que todos los demás seres humanos, sean del género que sean.
Se llega con esperanza y se vuelve algunas veces de vacío, otras con una mochila llena de retórica y palabras vanas y las más raras ocasiones se entrevé un atisbo de resolución, una puesta en marcha de estrategias efectivas. Todas apostamos por un cambio real en el avance del feminismo con sus luces y sus sombras, con acuerdos y desacuerdos.
Se produjo un amplio y extenso cambio en 2018, las españolas empezamos a ser conscientes de otros movimientos como el latinoamericano en las que se escribía, se cantaba, se gritaba “ni una menos”. Se originó una inflexión en este camino, se creó una conciencia masiva y se promovieron posiciones políticas que agitaron conciencias de forma positiva y negativa. Fue un tema, es un tema que decidió votos y seguirá haciéndolo. En realidad observamos que el feminismo siempre ha estado dividido pero fue en esta fecha, 2018 cuando se aglutinó en una sola voz y se hizo trasversal.
Este año sin embargo volveremos a ver distintas caminos de nuevo. Es muy difícil poner de acuerdo a tanta gente y la lucha por el poder es encarnizada. Por experiencia sabemos que todo cambio necesita tiempo, perseverancia, insistencia, espíritu de lucha, creatividad, constancia. Los problemas urgentes afloran con más contundencia los más complejos los imaginamos de otra manera, son cargas de profundidad que hay que abordar ya.
Por cierto dice Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz: ”Existen pocas armas en el mundo como una niña con un libros en la mano”. Derechos, recursos, oportunidades, cultura. Y luego ya seguimos hablando, porque no somos parte de una cuota, estamos aquí porque valemos.