La festividad de San Juan de Dios se vivió con fervor y fiesta. Comenzó con la demostración de los bomberos, que por un momento creímos sostener el corazón en un prolongado suspiro. Ni vértigos ni obstáculos, verdaderos profesionales que entienden su trabajo como una necesidad de apoyo y ayuda a la sociedad. Admirables y necesarios acuden con prontitud donde haga falta.
Le siguió la celebración religiosa en la que el padre Luis reiteró, en su profunda homilía, la misericordia de Dios, la solidaridad con quienes los necesita y las atenciones y cuidadados que los mayores precisan. La misa fue preciosa, amenizada por la música de los hermanos Castro y el coro. Canciones elegidas para la festividad del día que dieron brillantez al acto. La iglesia llena, con un bello decorado y la iluminación acorde para vivir con mayor intensidad el recuerdo de quien fue el fundador de su orden. No faltó a la cita el señor alcalde y algunos de sus concejales, que ocuparon el banco central. Emocionó compartir espacio con personas que caminan hacia el invierno de sus vidas con serenidad, aceptación y fe. Llama la atención el equipo humano de trabajadores que está pendiente en todo momento del mínimo detalle. Ven lo que a los demás se nos escapa.
Al final, un rato de convivencia delante de un buffet, que prepararon como si fueran los mejores expertos de hostelería. Todo impecable. Si se ha de poner alguna objeción es por la ausencia de algunos invitados. Se le hizo partícipe del acto a un número considerable de colaboradores y simpatizantes de la obra de San Juan de Dios. Es cierto que era jornada laboral, horario de mañana y coincidente con la fecha de la reivindicación de la mujer. Merece la pena hacer un pequeño esfuerzo por acompañar al hermano Luis y su equipo en un día tan señalado.
Aunque la lista de espera para poder entrar en la Residencia aumenta cada día, aún hay desconocimiento por parte de la sociedad antequerana de la inmensa labor que se lleva a cabo. El incansable y entregado hermano seguirá trabajando con esmero y ahínco para que esa manera de hacer bien las cosas sea una constante en cuidados de los ancianos. Y toda Antequera debería tener conocimiento de ello.
