Un queloide se forma cuando el tejido cicatrizal que ha sanado una lesión continua creciendo produciendo un acumulo de células y colágeno que puede tener formas muy diversas. Conocidos desde la antigüedad habitualmente son benignos, en realidad producen un daño más estético al afectar notoriamente el aspecto de la piel.
Los queloides se pueden producir después de sufrir quemaduras, traumatismos, cirugías, acné, heridas y otras lesiones en la piel como por ejemplo las producidas por infecciones como la varicela. El queloide se suele encontrar en la zona donde se produjo la lesión, es sensible al tacto, es liso, brillante, prominente, con márgenes irregulares y por la incidencia del sol tendrá un color más oscuro que el de la piel de alrededor. Existe cierta predisposición genética a sufrir queloides, de igual manera también son más habituales en personas de raza negra.