Desde hace ya muchos años Barbie ha encarnado el prototipo de belleza, basada en unos cánones que encorsetaban y cosificaban a las mujeres de una forma opresora. Posteriormente quiso transmitir la enorme riqueza y variedad que alberga el género femenino, tratando de derribar estereotipos.
Sea de la forma que sea a nadie ha dejado indiferente esta muñeca rubia que en un inicio era estandarte de múltiples estereotipos los cuales ha derribado posteriormente en tan diversas representaciones, haciéndose eco de los sucesivos cambios sociales. Ahora llega a la gran pantalla y lo hace también por todo lo alto. Independientemente de que la película no sea idónea para el público infantil y de que la trama en sí no tenga mucho interés, la verdad es que no deja indiferente. El mensaje que transmite tiene todo el peso de la carga con la que una mujer tiene que afrontar la vida y su día a día. Describe a la perfección el entramado de exigencias y mandatos que este género ha arrastrado a lo largo de los años y cómo afecta a las mujeres que sin ser valoradas tienen tanto valor y capacidad. Barbie representa el pasado, pero también el cambio y la evolución hacia un futuro mejor.
Ser mujer es difícil, en el mundo de las adicciones y otras conductas de riesgo el estigma social conlleva la mayor reprobación de la conducta, lo que implica un mayor sentimiento de vergüenza en ellas disminuyendo la petición de ayuda.
Movidos por el deseo de ayudar a las mujeres que necesiten cualquier tipo de apoyo terapéutico o asesoramiento, hemos desarrollado en los últimos años un programa específico de atención a la mujer. Hemos pasado de ser Proyecto Hombre a Proyecto Humano con la intención de trasmitir que tras un lenguaje más inclusivo también existe una metodología con la que se trabajan las diferentes necesidades de las mujeres de forma más específica e individualizada.